Eudelia vive con su familia en un volcán. En lo alto de la montaña, sobre la playa. Desde pequeña prefería el monte a la ciudad. Siempre supo qué pensaban los animales. Los entendía. A los humanos, no tanto. Es más terca que las cabras, algo que su marido comprueba cada día. Su hijo se parece mucho a ella: También se entiende con los animales. Le gusta trabajar en la huerta y bajar a la playa todos los días, a comprarse un polo para él. Y una cerveza para su padre, que suele llegar caliente.
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