QUEDARÁ LA MÚSICA
(Alejandro Sanz)
La noticia me la cuenta mi hijo, y me hiela la sangre. Durante mi cotidiano repaso (bostezo va, bostezo viene) por el frenesí informativo a que ya estamos acostumbrados, en el que los responsables públicos se empeñan día a día en ser los protagonistas de nuestras vidas, en lugar de nuestros empleados, recibo la noticia como un puñetazo en el estómago.
No podía creerlo.
Se murió Eddie Van Halen, compadre.
Porque, verán, un agujero financiero, un estropicio democrático, algún presidente imbécil, el montón de pelotas a su alrededor, unos votantes pasmados, una oposición mediocre, un país aletargado, la creatividad oprimida por la ideología, la ausencia de norte como norte, un virus cabezón que nos tiene hasta las pelotas, la manipulación mediática, una sociedad descreída y polarizada, un medio ambiente que ya no es medio, sino un cuarto y bajando, los partidos de fútbol sin público, la ignorancia como perejil de todas las salsas, la cobardía como forma de vida, un futuro hipotecado, una clase media sometida al feudalismo, unos dirigentes que juegan a los videojuegos con gente real, unos desheredados contratando pateras al 5.000 euros el viaje, los santuarios mancillados, las relaciones a través de fibra óptica, la rebeldía en paradero desconocido, el cambio que involuciona…
Todo eso pasará.
Pero el talento es una rosa que crece en medio de un malpaís para asombro de propios y extraños. Es algo que hemos de cuidar, atesorar, valorar. Nadie hizo nunca lo que Eddie, nadie te perforaba los sentidos como el tipo lo hacía mientras miraba a la cámara con la cara de niño pillo que nunca lo abandonó.
Ya lo explicó bien Alejandro Sanz:
Lo que va en el viento
es lo más seguro, no lo dudéis
Que se aferra al tiempo
y se queda eterno en el corazón
Pasaremos todos y quedará
recuerdos y esta canción
La música no se toca
Pues eso: la música no se toca.
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