PASITO TUN TUN…
Si bailas de aquí pa’llá
Si bailas de allá pa’cá
Enseguida tú verás
Pasito tun tun…
(Pasito tun tun, Billos Caracas Boys)
Dicen que rectificar es de sabios. Uno está lejos de ser sabio, pero rectifico lo escrito el otro día, cuando afirmé que España es cada día más irrelevante.
La realidad es que España no tiene poder de convicción para casi nada o para casi nadie. No para nuestros socios europeos, donde somos una potencia menor a pesar de los más grandes. No para el eje anglófilo compuesto por Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. No para los rusos que sólo hace caso a los chinos, y no sé. No para los chinos, que se están convirtiendo en un imperio a pasos agigantados. Tampoco para los árabes, a pesar de que las relaciones de la Casa Real han sido inmejorables con ellos en las últimas décadas. Marruecos, que es nuestro vecino, no es precisamente un ejemplo de buena relación en la actualidad. Por supuesto, lo de América del Sur es la eterna asignatura pendiente. Salvo honrosas excepciones, sólo miran a España a ver qué sacan y para culparnos de cosas que algunos hicieron cuando la mayoría no sabía que la Tierra era redonda.
Pero (y siempre hay un pero), hay que reconocer que la crisis de Afganistán la ha aprovechado bien nuestro gobierno para situarse en el centro del tablero. Ya lo estábamos físicamente, desde que alguien dibujó el primer mapamundi, y ahora hemos logrado ser el catalizador de la crisis afgana.
Maldita razón, pensará usted.
Pues sí. Pero alguien tiene que echar una mano, y si nosotros coordinamos las manos de todos los que echan una mano, pues también echamos una mano.
De modo y manera que hace poco todos estábamos avergonzados de que Biden no saludara a Sánchez, de que no lo tuviera en cuenta, de que se marchara de Afganistán dando gracias a todo el mundo por la ayuda menos a España y hoy…
Hoy las cosas han cambiado. Con una estrategia pausada y seguramente consensuada con alguien de Bruselas, Von der Leyen, Michel y Borrel acudieron a Torrejón, que de facto se han convertido en el “hub” (centro, en español, pero por mandarme la fantasmada) de coordinación de la ayuda a los expatriados afganos.
Es decir, los afganos que tengan la inmensa suerte de salir de aquel infierno irían a Torrejón, y allí serían acomodados hasta que se les encuentre un nuevo destino internacional.
Son pocos. Menos de los que lo desearían. Pero cada vida no tiene precio. O al menos a mí me han enseñado así. Así que benditos sean los que salvan una vida.
Por otra parte, Biden tuvo que salir precipitadamente de la aldea por culpa de la escasez de rinocerontes, que dirían los Luthiers. Es decir, de un día para otro los talibanes (¿o se dice talibán?) se le echaron encima y todo devino en caos. Los americanos tenían unos cuantos tipos allí trabajando para ellos, y alguien le habrá explicado que en España hay dos bases americanas, en Rota y en Morón de la Frontera. En consecuencia, veinticinco minutos de conversación con nuestro presidente que de repente se ha convertido en el chico de la película. El objetivo: que recibamos a sus chicos. Pues claro que sí, presi. Que somos aliados, joder.
Bien por Sánchez. Bien por España. Mal por mis críticas. Me alegro no saben cuánto de haberme equivocado.
Pero no me refiero al error por la incomprensión americana. No.
De lo que realmente me alegro sobremanera es de que haya habido (aparentemente) coordinación con los altos estamentos de la UE para que, pasito tun tun, vayan trabajando cada día más como si fueran uno, en este mundo de locos en el que todo se difumina. A pesar de que queda por delante. A pesar de las dificultades.
Creo que fue Kissinger quien dijo algo así que cuando llama a Europa no sabe qué número marcar. Eso, que en el pasado era síntoma de descontrol, de descabezamiento, de falta de alguien para tomar decisiones, hoy no me parece tan malo.
Porque cada decisión ha de ser consensuada entre políticos y funcionarios, entre diversos cuerpos de decisión con diversas responsabilidades. Es más lento, sí, pero es más difícil que alguien adopte una decisión digamos populista o electoralista porque la UE no funciona así. Funciona de otra manera. Los países sí funcionan así.
Pero cuando se trata de la UE, las miras han de ser más altas.
Pasito tun tun…
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