WELCOME EVERYONE

En mi profesión se suele decir que existen las verdades, las mentiras y las estadísticas, (algún profe de estadística amigo debe estar leyendo esto y torciendo el gesto mientras se descojona por dentro).

Sea como sea, y echando mano de las estadísticas, que ahí están, lo cierto es que en 2019, último año sin pandemia, España cerró una cifra récord de unos 83,7 millones de turistas. Una cifra llamativa, si bien no somos el país con más turistas del mundo, puesto que ocupa Francia desde hace unos años, con 89 millones de visitantes. Nosotros somos segundos.

Claro, en realidad esto no es una competición. Cada país recibe los turistas que recibe y ya. Pero a veces conviene pararse un poco y razonar acerca de la realidad que yace tras cada cifra, tras cada indicador, porque suelen ser reflejo de algo. A veces positivo, a veces negativo, a veces ni una cosa ni la otra. Es simplemente lo que hay.

Este sector al que tanto debemos, si bien tantas veces protestado, es un indicativo de un montón de cosas. Porque, piensen un momento…

España tiene algo menos de 47 millones de habitantes. Y recibe casi 84 de turistas. O sea, que recibe 1,78 turistas por habitante y año. Eso por sí solo no significa nada, pero si lo pones en relación con otros países, ya comienza a significar algo. Muchas cosas, diría yo.

Si aplicas este 1,78 a la población de, digamos, Italia, país turístico donde los haya, el resultado que se arroja, considerando que en Italia hay algo más de 60 millones de habitantes, es de 107 millones de turistas para igualar el ratio de España. Realmente recibe 64 millones, que ya son, pero que proporcionalmente son muchos menos de los que hemos recibido aquí.

Si lo aplicas a Reino Unido, con 66,65 millones de habitantes, para igualar el ratio de España tendrían que haber recibido 120 millones de turistas, y han recibido 41 millones. Que también son, pero bueno, lo dicho. Francia, con 67 millones de habitantes tendría que recibir a también 120 millones de habitantes, y son los campeones mundiales con 89 millones. Qué decir de Estados Unidos, con 328 millones de habitantes. Para igualarnos tendrían que haber recibido 585 millones de turistas, y recibieron 79 millones. De China mejor ni hablamos. Con casi 1.400 millones de habitantes debería recibir casi 2,5 millones de turistas. Están bien lejos de ello.

Si consideramos este ratio que relaciona población con turismo, Grecia se lleva la palma, ya que con algo más de 10 millones de habitantes recibieron en 2019 más de 31 millones de turistas. O sea, el número de turistas triplica su población, algo notable que dice mucho de los griegos como país receptor.

Lo de Canarias es de traca. Con algo más de 2 millones de habitantes hemos recibido 15 millones de turistas en 2019. O sea, más de 7 veces su población.

¿Qué quiero decir con todo esto? Pues que en España tenemos una capacidad de recibir gente muy alta. Gente que repite, que se siente bien aquí, que quiere volver una y otra vez. No vienen a hacer dinero, que también, no viene a ver nuestro patrimonio cultural que también, no vienen a ver el paisaje, que también. Vienen a descansar. Y de paso ven paisaje, disfrutan del patrimonio cultural, comen con fundamento y se alojan en infraestructuras seguras y homologables a las de cualquier país avanzado. Cuando no superiores.

Tengo la impresión de que el visitante valora dos cosas.

La tranquilidad, expresada esta tanto desde la seguridad personal cuando mediante las infraestructuras necesarias para viajar tranquilo (hoteles, aeropuertos, hospitales, transportes, seguridad jurídica, etc.)

Por otro lado, el trato amable. Uno no va dos veces donde lo tratan mal. Y va muchas donde lo tratan correctamente.

Ambas están íntimamente relacionadas, pues ningún país o territorio lleva a cabo inversiones para tratar bien a los visitantes si no hay tradición de tratar bien a los visitantes como una forma de expresión.

Eso, que muchas veces es motivo de sorna y de baja valoración por parte de nosotros mismos, es uno de nuestros I+D más importantes, una de nuestras ventajas comparativas. Sabemos tratar a la gente, sabemos velar por su bienestar y los ciudadanos del planeta nos corresponden viniendo aquí año tras año.

Y algo me dice que la educación tiene mucho que ver. Lejos de lo que pensamos, tenemos una habilidad adquirida en nuestras casas para hacer que los demás se sientan bien. Sabemos hacer más cosas. Podemos construir coches y competir con los coreanos (ahí están las fábricas de diversas marcas que han sido nuestra punta de lanza en las exportaciones), sabemos hacer ingeniería, arquitectura, construir cosas complejas, puentes, carreteras, vías de tren para los desiertos, barcos, etc. etc. Sabemos jugar al fútbol y al baloncesto, sabemos muchas cosas, y podemos hacer muchas cosas.

Pero seguramente lo que nos distingue de todos, salvo tal vez de los griegos, que están fuera de concurso, sea la capacidad para preparar una habitación, una playa, un monte, un chuletón, o una paella, una fiesta, un cubata o un concierto para disfrutar como no disfrutarías en ninguna otra parte de planeta.

Esa hospitalidad al foráneo que nos enseñaron las abuelas cuando chicos. Nuestro I+D más sólido, más reconocido.

Por eso pienso que somos el país perfecto para acoger a los que huyen. De aquí, de allá, de cualquier sitio. Aquí son todos bienvenidos, al menos como primera parada. Y me da que la UE se ha dado cuenta. Tal vez mérito de Borrell. Tal vez de Sánchez, que ha sabido leer el partido. Tal vez de von der Layen.

Pero algo me dice que nuestras abuelas han tenido mucho que ver en el asunto.

En España tenemos problemas. Y muchos. Y desde España, los problemas propios y ajenos lo seguirán siendo.

Pero este es un buen lugar para comenzar a solucionarnos.

Así que welcome everyone.

 

No Comments

Post a Comment