EL CAMINO DE HIERRO
Nota previa: Este artículo es un coñazo, pero es que la cabra tira al monte…
Porque ciertamente de hierro es el camino que tiene ante sí Ferrovial, algo que su propio nombre indica.
No ha gustado a los que mandan en el país el hecho de que su Consejo de Administración someta a votación mudar la sede social a Países Bajos, tras una eventual fusión transnacional.
Claro, en las fusiones siempre hay polémica, porque si se realizan por “motivos económicos válidos”, no hay problema. Pero si de la fusión se detecta que hay algún tipo de arquitectura fiscal que devenga en pagar menos impuestos, las plusvalías latentes se afloran por la Administración y a pagar.
Me explico.
Imagine usted que se fusionan dos empresas, y que la absorbida tiene un inmueble adquirido en, no sé, 1910, por la friolera de 2.000 pesetas. Una pasta para la época. El inmueble hoy valdrá, no sé, 2 millones de euros. Es decir, el inmueble es el mismo, pero el paso del tiempo lo ha colocado en su nuevo valor.
¿Vale?
Vale
Sigo…
Si la fusión entre estas dos empresas obedece a un “motivo económico válido”, esa plusvalía por diferencia entre los 2.000.000 de euros y las 2.000 ptas. por las que se adquirió en su día, no tributará. Pero si la fusión tiene una finalidad fiscal, a criterio de la Administración, a pagar impuestos por un beneficio de 2 millones de euros – 2.000 ptas. que te pego.
Una pasta.
Bueno, pues ese es el argumento que la Administración ha trasladado a la empresa como motivo para que no se largue de España.
Porque la fusión que implica “traslado” de bienes de una empresa a otra, y aunque sea una simple fusión, se tratará como si de una venta se tratara. Aunque no lo sea. Aunque sea una mera fusión.
No sé, a mi me parece que esta estrategia del miedo no es buena para nadie. Sobre todo si los tributos a pagar en España son los mismo. Al fin y al cabo, los establecimientos permanentes pagan donde están.
En lugar de ello, tal vez fuera mejor idea ver qué régimen fiscal tiene Países Bajos para que muchas empresas se muden allí, no sólo españolas, discutirlo donde proceda si se tratara de una competencia desleal entre países, o actualizarnos en caso de tener aquí un tratamiento fiscal, o jurídico, o lo que sea, decimonónico, que es lo que intuyo ocurre.
Nuestros representantes han de dar la talla frente a otros países en materia normativa, pues la normativa de los países de la Unión ha de tender a ser la misma, de modo que cada cual se coloque donde prefiera. Ahí es donde debe estar la lucha política.
Y eso no es sustituible por algo tan pedestre como una burda amenaza a una trasnacional que, todo sea dicho, tiene más socios extranjeros que españoles.
Me da que aún tenemos muchas telarañas en nuestro sistema legislativo por eliminar, al menos en lo tocante al funcionamiento de las empresas.
Pero claro, como los que mandan están obsesionados con el IBEX 35, que son todos malos malísimos, nos cuentan unos cuentos que ya no se cree nadie.
Al menos yo no…
El resultado puede ser un camino de hierro.
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