CÉNTRENSE
Había por allí banderas de todos los colores, reivindicaciones y motivos. La de la república, varias banderas feministas, la de FREPIC AWAÑAC, la del colectivo gay, la española, muchas banderas canarias, algunas con el perro, otras con las estrellas verdes, otras de Tenerife… Había de todo.
Y es que allí había de todo, como por otra parte es Canarias, un lugar de paz, integración y convivencia.
Yo creo que ese, precisamente, es el mensaje que envió la marcha de ayer, en contra de la sinrazón y a favor de la convivencia.
Porque, vamos a ver, yo soy de aquí de toda la vida, y tengo un apellido de origen portugués y otro de origen andaluz. ¿Y qué? ¿Y qué si eres ruso, alemán, inglés o de Valdecabras de Arriba? Vives aquí, ¿no? Pues ya está.
Pero lo he dicho por activa y por pasiva. Si en Tenerife quitamos el terreno protegido, en el resto, es decir, en el no protegido, dormimos diariamente algo más de 1,2 millones de almas, y hablamos de algo más de 1.000 kilómetros cuadrados. Hay una densidad de población superior a la que tiene, por ejemplo, la comunidad Madrid.
Un despropósito.
Ayer la manifestación no fue contra nadie. Ni contra los empresarios, ni contra los extranjeros, ni contra nadie en particular. Fue a favor de pensar un poquitito en los canarios, es decir, en los que vivimos aquí, al margen de dónde hayamos nacido nosotros. O nuestros abuelos.
¿Ha decidido usted venir a vivir aquí? Cojonudo, compadre. Arrime el hombro y bienvenido. ¿Viene usted de vacaciones? Cojonudo también. Que se lo pase bien, descanse y vuelva a su tierra con las pilas cargadas.
Y ya está.
Pero lo que no puede ser es que el crecimiento desmedido de todo haya propiciado que se vaya a bañar a cualquier parte, se mande un buche de agua salada y le entre por la boca vaya usted a saber qué.
¿Qué hay que estudiar una ley de residencia? Pues estúdiese.
¿Qué hay que limitar la población? Limítese pues.
Pero este pueblo, que no se caracteriza por salir a la calle a protestar, sino a divertirse, como en carnaval, ha salido ayer a decir que si esto está así hoy, ¿Cómo estará en 50 años? ¿Lo han pensado?
Los políticos tienen una dura tarea: llegar a la altura de su pueblo.
Céntrense.
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