PUIGDEMONT
Hoy me llegó una carta de la policía, diciéndome que me ponen una multa por ir a 65 en un lugar de a 60. Yo alucino con el control de la policía cuando se trata de cobrar, pero oiga, uno comete una infracción, que cometida está, y por tanto acepto la multa, claro. Soy asesor fiscal, y a largo de mi vida me he enfrentado a la maquinaria del Estado en materia de control. ¡Y cómo controlan, compadre! Mi guerra con los clientes era siempre la misma. Cumple la ley, paga lo que debes y déjate de hacer estupideces. Lo conseguía a veces. A veces, no, y claro, el cliente salía de mi empresa con sus papeles. Expulsado.
Lo echaba a la calle por un doble motivo. Por una parte, soy legalista hasta al médula. Por otro, no quiero problemas.
Creo la Ley, en el orden establecido, en el cumplimiento de las normas… en todas esas cosas. Firmemente, además. No entiendo cómo alguien puede robar dinero de todos, en forma de ahorro de impuestos con base en mentiras, y seguir tranquilamente viviendo su vida. Es como si pensaran que el Estado son cuatro tipos mamando perras en lugar de lo que es: algo de todos.
Claro, luego leo de Puigdemont hoy y me quedo como portero a media salida. ¿Esto qué es? Parece una broma de mal gusto. Que un señor que está perseguido por la justicia entre en España, haga un mítin y se largue tranquilamente no es serio. La policía tiene medios para que la ley se cumpla, personales, materiales e informativos. Y lo ocurrido hoy con Puigdemont es lo más antisocialista que hay. Es un prófugo de la justicia, podían haberlo detenido, y no lo han hecho. Es la expresión más grosera que he visto de la desigualdad. Sí, desigualdad. Este señor, por lo visto, tiene más derechos que yo. O que usted.
Seguramente alguien ha cursado las órdenes procedentes para que ello suceda. ¿Los motivos? Me da igual.
La base de la convivencia, siempre lo he pensado, es el respeto. Al otro, a la propiedad, a la dignidad, a la convivencia, a la opinión…, a lo que sea.
Pero si de repente, por el motivo que sea, que seguramente usted lo sabe, se establece en nuestra sociedad una desigualdad tan palmaria como esta, poco a poco, poco a poco, nos alejamos de nuestra casa, Europa, y nos vamos pareciendo cada vez más a países donde el ser humano, los derechos, las opiniones…, esas cosas, pasan cada vez más a ponerse al servicio de una pequeña, muy pequeña, élite gobernante que tienen planes que van más allá de los ciudadanos.
Y en esas estamos.
Lo de hoy es una vergüenza nacional.
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