ARDE ESPAÑA

El calor aprieta, y muchos rincones de nuestro país se consumen entre llamas. El espectáculo al que los incendios nos tienen acostumbrados todos los veranos, elimina un año más parte de nuestra masa forestal para desespero de responsables públicos, pánico de residentes y espanto generalizado del ciudadano común.

Un incendio similar ha arrasado con Juan Marín, un tipo mesurado, correcto, educado y exponente de todo lo que personalmente creo que debe representar un elegible por los votantes. Se consume C´s de forma irremisible a pesar de tener un buen candidato, en una purga que ofrece como vencedor al partido de la derecha que, según el ciudadano, tiene la capacidad de ser la alternativa a la izquierda.

Se consumen igualmente otros partidos de izquierda que, dispersados en una sopa de letras inexplicable, dividen su capacidad de atraer al votante en medio de un montón de egos que la sociedad no entiende. Que son inútiles. Todos buscan una explicación para lo ocurrido, y han encontrado en VOX el chivo expiatorio perfecto y la coartada a medida para justificar fracasos.

Pero lo cierto es que, a pesar de los incendios, de las purgas, de las luchas intestinas, de las guerras de protagonismo por este o aquel proyecto de futuro, en Andalucía, más de ocho millones de habitantes, el 20% de la población de España, ha triunfado sin paliativos un tipo amable y educado, que lo único que quería era gastarse unas perras que Europa había puesto a disposición, tarea que le pusieron imposible.

Estas elecciones, artificialmente adelantadas por lo apuntado, han ido en contra de los que pusieron zancadillas al desarrollo de todos. Y el pueblo, que sabe latín, quiere que, si hay una ayuda, la que sea, sea empleada, y no se entiende que se utilice como palanca de poder.

Porque el poder es, y debe ser, para el pueblo.

En consecuencia, el pueblo ha hablado.

A currar.

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