BREXIT

Inglaterra no tiene amigos permanentes. Tampoco tiene enemigos permanentes. Lo que tiene son intereses permanentes

Henry John Temple (Lord Palmerstone) (1784-1865)

Algunas cifras acerca de Reino Unido:

  • Tiene una relación privilegiada, casi fraternal, con Estados Unidos, cuyo PIB en 2018 ascenderá a 20,5 billones de dólares, por encima de toda la UE, que tiene en su conjunto 19,6 billones. Y por encima de China, que estará en los 13,4 billones.
  • Es la cabeza visible de la Commonwealth, formada por 53 países que suman, entre todos, más de 2.000 millones de habitantes. Un tercio de la población del planeta, una quinta parte de la superficie de la Tierra. Canadá, Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda, India, Pakistán o Ghana entre sus integrantes. Lengua común y lazos históricos que a buen seguro tienen planes de renovar en el futuro.
  • Hace tiempo que tienen contactos bilaterales con China e India para incrementar su colaboración comercial e industrial.
  • Miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU (junto con China, Rusia, Estados Unidos y Francia). Miembro del G20, del G8, del G7.
  • Es el mayor centro financiero de Europa, por el que pasan el 60% de las transacciones del continente. En Londres se deciden multitud de cuestiones que nos afectan a todos.
  • Tienen una economía compleja y variada, como se puede observar aquí.

Se piensa que todo esto se vendrá abajo tras el Brexit, por la desconexión de Reino Unido de una Europa que, la verdad sea dicha, se ha mostrado firme en las negociaciones de la separación. Pero cabe pensar acerca de quién perderá más ante una salida sin acuerdo. España, sin ir más lejos, tiene un balance comercial positivo con la isla de más de 11.000 millones de euros anuales, ello sin contar con el efecto del turismo. Alemania tiene mayor saldo aún a su favor. Ante una eventual imposición de aranceles, se plantea quién tiene más que perder.

Es verdad que Reino Unido exporta mayoritariamente a Europa, pero dudo mucho que los países grandes del continente se den un tiro en el pie, aislando a un país con el que hay importantes relaciones comerciales.

Reino Unido ha mostrado, por otra parte, como un complejo país negociador, con gran capacidad de sostener posiciones difíciles de defender en pro de sus intereses, y vaya Gibraltar como botón de muestra: una situación insostenible sobre la que no tienen intención de ceder, y si no observen las declaraciones de May de ayer mismo. Siguen empeñados en que los gibraltareños participen de todo lo que a ellos concierne, y les da igual el veto que Pedro Sánchez anuncia si ello ocurre. Cuando se trata de sus intereses, funcionan como una colmena, y no como el avispero al que desgraciadamente estamos acostumbrados en Europa, qué decir de España. Nunca les ha temblado el pulso en hacer lo que sea, incluso en llevar a cabo los actos más atroces para mantener su estatus en el planeta.

Cameron lo dijo claro: de Europa solo quieren un espacio de libre comercio. Punto. Eso era lo que tenían con la CEE, pero no con la UE, que introduce la unión política, fiscal y financiera, en un camino hacia unos eventuales Estados Unidos de Europa por los que no se sienten atraídos. Una vez liberados de las obligaciones que impone la UE, que es su objetivo ahora mismo, y aceptando el coste que tendrá, que lo tendrá, se centrarán en medrar  para seguir en la brecha como siempre han estado. Si no, al tiempo.

Aislar a Reino Unido ha sido un objetivo histórico de más de uno. Francia, España, Rusia, Alemania (desde Napoleón hasta Hitler, pasando por algún que otro rey español), lo han intentado, y Reino Unido se ha visto en más de una ocasión en la tesitura de poder verse aislados del resto, pero la realidad es tozuda: actúan donde corresponde y al final siempre están siempre en el centro de todo. Como si tuvieran una bola de cristal para ver el futuro.

Sintiéndome español como el que más, y convencido como estoy de vivir en el mejor país del mundo, a pesar de sus defectos, entiendo que ello no ha de ser impedimento para ver la realidad, que es tozuda. Apostar a que Londres dejará de ser una referencia mundial es algo común hoy en día. Pero con la perspectiva de los últimos siglos, se me antoja un análisis simplista acerca de un país que es todo menos simple.

Seguiremos observando…

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