CÁLLESE LA BOCA, CRISTIANO
Esta historia encierra una enseñanza muy valiosa, cual es la importancia de callarse uno la boca. Me la contó, años ha, un amigo que tal vez esté leyendo esto.
Entra un tipo a pelarse en la barbería de la plaza de un pueblo del norte de la isla. Pueblo donde todo el mundo se conoce y aficionado al cachondeo como en ningún otro lado. Pero al fulano nadie lo conocía. Se pone el barbero a alegar con él, a ver si averiguaba quién era, hasta que éste reconoce que no es de allí, pero que acaba de mudarse a vivir al pueblo.
–Pues cristiano, ándese con ojo que aquí le endosan un mote a las primeras de cambio –le dijo el barbero.
El hombre quedó un rato pensativo, y al cabo respondió.
–A mí no creo porque, verá, yo salgo a trabajar cuando todavía es de noche. Y como trabajo mucho, cuando regreso ya es de noche otra vez. Y voy directamente a casa, porque a mí no me gusta andar por ahí. Así que salgo de noche, vuelvo de noche…
Un laja que esperaba su turno para pelarse miró al techo y exclamó.
–¡Yah el “Mursiégalo”!
“Mursiégalo” se quedó…
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