DE COLORES Y DE FORMAS

Haciendo algo de abstracción mental, o bastante, propongo que echemos a volar la imaginación.

Imagina un círculo.

Ahora imagina que lo coloreas de… no sé, de amarillo.

Ahora imagina que el círculo no está cerrado, sino que su perímetro queda abierto. Ahora imagina que el amarillo se escapa por ahí. Al final queda un círculo sin color.

Lo mismo ocurriría con un cuadrado, o con un hexágono, o con la figura que sea, que puede ser rellenada con muchos colores pero que, si no se cierra la figura, los colores escapan.

Colores escapistas, podríamos decir.

Y es que los colores tienen vida propia. Las figuras, sean las que sean, pueden ser mezclas de círculos, cuadrados, hexágonos o lo que sea, no tienen que ser figuras sencillas. Pueden ser todo lo complejas que se desee, pero si no están cerradas en todo su perímetro, lo que metes dentro se escapa. Y al final puede quedar una figura sugerente, pero vacía.

Algo así pensé esta mañana entre vapores de las copas de anoche, sueños, luz mañanera y toda la mandanga que se mezcla en una mañana de post tenderete. La mente, que va a su rollo.

Es posible pensar en un semicírculo, que se continúe con una línea recta, otra quebrada, otra gruesa, otra fina, otra como sea, y que finalmente se vaya a encontrar con el inicio de todo, que es la línea del semicírculo, cerrando una figura imposible, pero cerrada al fin y al cabo, que llenas de color. El color, o los colores, cuando miran a su alrededor observan que el perímetro está cerrado y se quedan allí. Al final tenemos una figura coloreada, que te gustará más o menos, pero que tiene color. El que sea.

Los que sean.

Se me antojó esta idea como ilustración abstracta de lo que ocurre en nuestra vida pública. Si no cierras las figuras, el color se manda a mudar. Puedes pensar en las formas más sugerentes, más atractivas, en el círculo perfecto, en la continuidad de las líneas con trazados atractivos. Pero si no cierras la figura, los colores escaparán.

Por eso, cuando pienso en las diversas propuestas políticas, intento evaluar cómo cierran las diversas figuras los proponentes.

Porque si pensamos que cada proponente tiene una figura en mente, lo importante es que la cierre. Que no se escape por ningún lado lo que ha de contener, que no es otra cosa que los colores que conformamos los diversos ciudadanos. Si no se cierra, el hueco servirá para que la figura escogida no contenga nada. Que quede vacía de contenido. Porque cualquier propuesta ha de contener a todos los ciudadanos, aunque algunos estén mejor tratados, aunque se incida en esto o en aquello.

Al final hay un elemento clave en todo esto, al menos para mi. Si no se cierra la figura que se desea, si no se presenta un proyecto que nos contenga a todos, al final no contendrá a nadie.

En una sociedad avanzada, hay aportantes y demandantes. Eso es así. No todos aportan, porque no todos están en condiciones de hacerlo. No todos demandan, porque no todos lo necesitan. Pero todos, sin distinción, son ciudadanos con derechos, son habitantes de un territorio que necesita la solidaridad a un lado… y al otro. Todos, sin distinción, aspiran a la mejora, al crecimiento personal, profesional, económico, familiar, espiritual, material… y lo que usted quiera.

Si usted tiene una propuesta, asegúrese de incluir a todos.

Porque el país somos todos.

Y no sólo unos cuantos.

La alternativa es perder el color. Los colores de todos.

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