PARNASOS
Podría esto tal vez parecer algún lamento
por las normas extrañas que siempre, en realidad
obligan al obligado a entender que no es verdad
que agazape detrás cualesquiera sentimiento.
Quizá la iniquidad del oscuro y macilento
verso de cabo roto que expresaban hampones
fuese más elevado y dotado con más dones
para impregnar palabras expresadas al viento.
Mas no lo pienso yo así, ni tampoco que lo siento,
que la abstracción no tiene, no puede tener pues
límite temporal, dimensión, cualquier revés
o física mundana que cerque el pensamiento.
No me concierne nada que se imponga la métrica
que amedrenta a los poetas con padecimientos
cuya única intención es contarnos unos cuentos.
Notable sinrazón de estupidez antitética.
Cabalgando presto sobre versos libertinos.
al modo del barco del parnasiano Rimbaud
me inclino ante el enfoque de las cosas al bies.
Pues un instante de brillo, o fuera mejor dos,
se precisan sin duda para llegar al tres,
y revelar la causa del verbo alejandrino.
Empezando el siete sólo me queda el adiós
que si aqueste reto no remedio, como ves,
temo que en duelo acabaré solo y sin padrino.
Alzo mirada al cielo y solicito de vos
un trazo firme y limpio, y coraje después
para enfrentar o, quizá, guiñar un ojo al destino.
Una vez todo hablado, es notorio y repentino,
lo que a algunos pudiera parecer un tanto atroz:
Y es que en los Parnasos…, palidecen los parnés.
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