EL BALÓN BOTANDO…
En cierta ocasión, Johan Cruyff, que fue el entrenador del Barcelona que, en mi modesta opinión, cambió el fútbol en España para siempre, tiró una bronca considerable a sus jugadores en el descanso de un partido. En su opinión, la contienda no se estaba desarrollando como planeado. El capitán del equipo protestó.
–No entiendo esta bronca, estamos matándonos a correr por cada balón..
A lo que el entrenado contestó.
–Ese es el problema. No tienen que matarse a correr por cada balón. El balón tiene que ir donde tiene que ir, y ustedes tienen que estar donde tienen que estar.
La bronca continuó, revisada y aumentada en los entrenamientos que siguieron, y luego él mismo explicó en una entrevista que las lesiones, es decir, esos eventos tan indeseables que suelen ocurrir con tanta frecuencia, muchas veces no se debe a lances normales del juego, sino a errores en el juego. Y puso un ejemplo.
–Un mal pase, dividido entre dos jugadores y a media altura, obliga a los contendientes a levantar la pierna más de lo deseable, fuerza a que lleguen tarde al balón, provoca la lucha innecesaria. Y es ahí donde se ocasionan las lesiones, donde se establece la sensación de falta de control, donde se instala la inseguridad entre compañeros, donde la incertidumbre pasa a ser un factor determinante…
Un buen pase –explicaba–, al pie, o adelantado en medio de una carrera de un compañero, al espacio, otorga seguridad, dan ganas de correr, genera ocasiones, abre huecos en la defensa contraria, es creativo, es rompedor. Un mal pase, entre dos contendientes, a media altura, con el balón botando, da sensación de descontrol, de desconocimiento, de ensimismamiento, de falta de norte, y el balón queda abandonado ahí, a la espera de que alguien tenga la pericia de bajarlo, ponerlo de nuevo en control y comience una jugada que tenga cierto sentido. De no lograrlo, se culpará a la violencia, al juego sucio del contrario, o a lo que sea, cuando lo que ocurre es que el pase no es bueno, es que se ha dejado al albur de lo que dicte la fortuna, y no al resultado de un buen juego.
Y en fin…
… que no sé en qué momento he dejado de hablar de fútbol para hablar de la errática política de este país.
Cosas que pasan por dejar el balón botando…
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