PARADIGMAS

La señal de prohibido, repetida más allá, el cansancio prometido, la angustia de estar acá, un evento repetido, otro evento, y otro más, la gente se arremolina, carajo, déjalo estar. Es imposible cruzar, no se puede pasear, sentir el aire en el rostro, pisar las calles que quiero, vivir sin esto y lo otro. Ya lo sé, que vienen pronto, tomado he nota de todo, alojado está en la mente, dejen vivir a la gente. No nos compren con alhajas, con ruidos, con desatinos, que esto es sólo otro proceso más para nuestro destino. Dejen pensar al paisano, dejen vivir el presente, no formulen más promesas, incumplidas, olvidadas, un buen día abandonadas por las cuitas cotidianas. El hartazgo de esforzarse en tratarnos como idiotas, pan y circo, y mucho ruido, escenas que te alborotan. Dejen estar a la gente, dejen de hablar, de decir lo mucho que nos convienen, lo mal que estamos si ti. La campaña inteligente, esa que echamos de menos, es la mano que se tiende al contrario en el desvelo. La complicidad con una sociedad que ha madurado, que quiere paz y no duelos, que quiere ver el sosiego implantado en nuestras vidas llegar a reinar en tales santuarios de ideología. Fundamento, me decía mi abuela regularmente, no se alteren las rencillas, pasen al folio siguiente. Yo les pido, humildemente, un respeto, un debate, un encuentro que no trate de enfrenarnos en combate donde todos perderemos el hilo de la memoria, las posiciones galantes, para vernos en dos meses sacando esto adelante, cada uno a sus quehaceres, en batalla desigual, donde ahora paz y después gloria, progresemos bien que mal.

Por la campaña sin ira,

que, aunque siendo electoral,

debería ser ejemplar

con cualquiera paradigmas

que oxígeno insuflaría.

Fíjate algo en tu pueblo y…

el pueblo te escucharía.

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