PELUDOS
Creo que corría 1983 cuando Bob Geldof, el cantante del grupo británico Boomtown Rats, viajó a Etiopía y se espantó por lo que vio. Las consecuencias de una sequía brutal, que trajo hambrunas, pobreza y enfermedades… Decidió hacer algo, y ese algo fue la canción “Do they know it´s Christmas”, que ha sido versionada por muchos otros, y que en su video original participaron artistas de la talla de Sting, Bono, George Michael o Phil Collins. Corría 1984, y aquello no sólo tuvo impacto, sino también continuidad, pues en 1986 el concierto Live Aid movilizó a todo el mundo mundial para recaudar fondos y abrir las mentes de los acomodados occidentales. Algo más tarde, en 1991, muere de sida Freddie Mercury, y el resto de Queen, con la participación de su gran amiga Liza Minelli y la actuación de gente de Who, Metallica, Guns & Roses, Led Zeppelin, o individualidades como Lisa Stansfield o Elton John, lo petaron en un concierto que llenó Wembley hasta las barandas, y que vio medio mundo, con una actuación de George Michael me atrevo a decir que sublime, cuando bordó el tema Somebody to Love.
El mundo se enteró de que había hambre y enfermedad en África, o de que el sida puede destruir a cualquiera, y aquello cambió el signo de los tiempos.
Hoy, el inefable Nacho Cano está poniendo en evidencia todo el buen rollo buenrrollista que se lleva ahora de lo políticamente correcto, correctillo, incorrecto, corregible y perdonavidas. Hace poco decía el nota que venía de los ochenta, un lugar que gobernaban los socialistas por aclamación y en que no se sabía si censura se escribía con “c” o con “s”, porque entonces no se fumaba de eso.
Al tipo, harto de “las mierdas de la izquierda y de la derecha” sólo se le ocurre darle su medalla a Ayuso por permitir a todos los del sector currar cuando los demás estábamos metidos en naftalina. No había tiempo para lo políticamente correcto, porque mientras tanto, se afanaba en terminar de dar forma a su espectáculo Malinche, que nada más y nada menos ofrece una perspectiva de la conquista de México que es novedosa por su contenido, pero sobre todo por sus formas. El arte es lo que tiene.
Lejos de aquellos empeñados en ocultar su mediocridad buscando choques de países hermanos por lo que se ocurrió hace quinientos años, época en la que no había tele, ni feisbuk, ni influencers ni nada de eso, carga tintas y palabras contra quienes ignoran que exista un sitio llamado Archivo de Indias, donde se recogen, paso por paso, todas las actuaciones de los españoles en América, que entonces era España, y que no escatima en detalles relativos a guerras, conquistas, obras, gobiernos y haciendas.
Pero como leer es mú cansao, quillo, hoy es más cómodo escuchar a AMLO, que el nota es el jefe y seguro que controla un huevo.
Sin embargo los peludos son, por definición, unos “outsiders” que no tienen que ver con nadie. Hacen y dicen lo que les da la gana, como en esta ocasión ha ocurrido con el que estaba a los teclados en Mecano, que ha sido capaz de mover a gente como Alejandro González, batería de Maná, el mismísimo Armando Manzanero o la célebre Chanel, por poner tres ejemplos, si bien las numerosas participaciones se cuentan por talentos. Ritmos aztecas y flamencos en una comunión de lo más sugerente.
Como dijo Alejandro Sanz:
… lo que va en el viento es lo más seguro, no lo dudéis,
que se aferra al tiempo y se queda eterno en el corazón,
pasaremos todos y quedará
recuérdalo, una canción,
la música no se toca…
Personalmente me rindo a los peludos, que pasan de las formalidades y van a lo que tiene que ir.
Son los que más se comprometen, los que nos educan a todos… y todas, los que mueven nuestros asientos, literal y figuradamente.
Tengo la impresión de que el 15 de septiembre caerán algunos muros centenarios.
Mucha mierda, Malinche.
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