ROMA ´57, TURÍN ´22
Ahora que voy a cumplir 57, me ha venido a la mente que precisamente en el año 57 del siglo pasado se firma el Tratado de Roma, mediante el cual se crea la CEE. Seis países tuvieron la iniciativa… o tal vez fuera más correcto decir que fueron cinco y medio, pues Alemania sólo incorporó la Alemania Federal, ya que la Alemania Democrática (sic) estaba todavía en otras cosas. Se inicia así un periplo de encuentro que hoy comprende 27 naciones con diferentes Historias, tradiciones, lenguas, culturas y bagajes sociales y económicos. Una especie de ropa vieja de gente y territorios que se aglutina alrededor de un parlamento, donde los traductores se erigen en una pieza esencial para el entendimiento mutuo. Durante el periodo que comprende la creación del Club de Roma hasta hoy, ha habido multitud de eventos históricos que han jalonado nuestra existencia de forma sostenida, y hoy, la UE es un espacio del planeta donde el debate y el acuerdo, con frecuencia interminables y extenuantes, se han convertido en forma de vida y de entender la convivencia. Durante muchos años, la Unión ha sido precaria, compleja, en ocasiones agotadora. No en vano, países muy diversos tratan de ponerse de acuerdo acerca de multitud de materias. Pero lo que parecía un experimento imposible, hoy se confirma como un modo de entender las cosas, que respeta la idiosincrasia propia y, de forma paralela, aúna al grupo en torno a un objetivo común donde el ser humano se ubica en el centro del foco.
La RAE define el concepto “sinergia” como la “acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales”. Es decir, juntos no sumamos, sino que multiplicamos. Todo un ejemplo para un planeta donde muchas veces el culto al individualismo anula la cooperación. Es preciso mantener la lucha individual y personal, pero vivimos en comunidad, y no podemos invalidar ninguno de los dos.
Pensaba en esto mientras veía las votaciones de Eurovisión hace un par de noches. Reino Unido se perfilaba como la ganadora indiscutible en el festival, con una canción espectacular y una ejecución impecable. Hasta que la gente se pronunció. Y la gente pensó que vale, que muy bien esta canción, o aquélla, pero que hay que lanzar un mensaje. Y el mensaje fue que una canción manifiestamente mejorable, como la de Ucrania, fuera transportada en volandas por encima de todas las demás. De Suecia, de España, de Reino Unido… de todas.
Es, precisamente, en lo que consiste la UE. En apoyar a quien lo necesita.
Los habitantes de un país no podían votar por su propio país, así que los cuatrocientos y pico puntos que se llevó Ucrania con el voto popular fueron otorgados por no ucranianos, incluso por gente de fuera de Europa. Fue, con diferencia, el país que más puntos se llevó de entre los participantes.
Los profesionales estimaron que Reino Unido ganó.
Pero la gente dijo que vale, que muy bien, pero que todos con Ucrania.
Tal vez sea ese efecto de sinergia el que dice que el pueblo, unido, jamás será vencido.
Ucrania ganó, y ello supone un serio reto para toda Europa. El año próximo, Ucrania ha de organizar el festival de Eurovisión… en principio en Ucrania.
Es lo que la gente ha querido.
Otra manifestación no menor del espíritu de unión que nació en Roma ´57, y que no necesariamente contempla sólo a los integrantes de la UE, como se ha podido ver.
Veremos qué pasa.
Mientras tanto, sigamos multiplicando…
P.S.: Chanel y su equipo lo petaron…
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