UNA DE TANQUES
¿Está el enemigo? Que se ponga…
Miguel Gila
La exportación de armas autorizada por España durante 2019 ascendió a unos 10.000 millones de euros. Para 2020, en el país del sol, la playa, la paella y las romerías, la cifra de ventas autorizadas alcanzaba los 22.544 millones de euros, un incremento de más del 100% respecto del año anterior, consolidando a España como el séptimo país exportador de armas del planeta tras Estados Unidos, Rusia, Francia, Alemania, China y Reino Unido. De todas las armas que se venden en el mundo en el mercado internacional, casi un 4% son de fabricación española.
Parece que la estrategia que siguió en su día el que fue ministro de defensa con Rajoy, Pedro Morenés, consistente en paliar la disminución del gasto en defensa por culpa de la crisis financiera de 2008 a base de fabricar y vender al extranjero, ha sido revisada y aumentada por los que hoy gobiernan, que han descubierto cómo opera la disminución de costes marginales por efecto de las economías de escala.
Traduciendo: más fabrico, más barato me resulta cada unidad, más dinero gano por unidad vendida.
Es cierto que el grueso de las ventas son dirigidas a nuestros socios europeos, como consecuencia de programas de armamento de la UE. Pero no es menos cierto que, en ocasiones, estas son exportadas a países cuya operativa bélica está bajo la lupa de la prensa internacional, sobre todo por su actuación con vecinos incómodos, a los que tratan de someter a bombazo limpio. O bien a gobiernos de dudoso talante democrático.
La realidad es la que es. Las opacidad de las autorizaciones de venta de armas tiene su paraguas jurídico en una norma de 1987, sobre la base de la Ley de Secretos Oficiales de la época de Franco. Eso no se ha modificado. No por el PSOE. No por el PP. No por el gobierno actual de coalición del PSOE con Unidas Podemos.
Los hechos son los que son, y puede ser verificados.
A partir de ahí cada cual que opine como quiera.
Personalmente, preferiría vender sol y paellas.
Así me va…
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