VIENTOS DE GUERRA

Solo le pido a Dios

que la guerra no me sea indiferente

es un monstruo grande y pisa fuerte

toda la pobre inocencia de la gente…

León Gieco

Un antiguo líder conservador británico habla por su Primera Ministra, afirmando que irán a la guerra por Gibraltar. El Ministro Principal de Gibraltar, Fabian Picardo, que llama a España “matón”, por el hecho de que la UE haya indicado que cualquier acuerdo respecto de la Roca tendrá que contar con el beneplácito de España, lo que en la práctica supone un derecho de veto. Algo lógico, habida cuenta que en la carta que activa el artículo 50 del Tratado de la Unión, Gibraltar ni se menciona. En Twitter vemos cómo la gente comienza a bromear acerca de que debemos revisar la historia, y que con ellos nadie se mete sin salir malparado. Y que atacarán entre las 14:00 y las 16:00, aprovechando la siesta. Algunos incluso se meten con las papas bravas, diciendo que son papas fritas con kétchup. Y que nos van a aislar del mundo, y que los americanos les van a ayudar.

Mientras, al otro lado del Atlántico, el presidente norteamericano amenaza con ir a la guerra con Korea del Norte de forma unilateral, en caso de que China se eche atrás en la próxima cumbre que ambos mantendrán en breve. Además, afirma que si China no se sube al carro, eso no será bueno para nadie.

En fin.

Mientras la cosa quede en bravuconadas, pues vale. Pero ni Estados Unidos, ni tampoco Inglaterra, a pesar de los bombardeos de los alemanes en la Segunda Guerra Mundial, saben lo que es tener una guerra reciente en su territorio. Una guerra con “bota en tierra”, como se suele decir. Como la han tenido Francia, Polonia, España con la guerra civil, o como los veinticinco millones de muertos que, entre civiles y militares, pusieron los rusos sobre la mesa en la lucha contra el nazismo.

Llevamos más de setenta años prácticamente sin conflictos bélicos en Europa, con la vergonzosa excepción de los Balcanes. Nuestro continente no conoció sino el conflicto a lo largo de más de mil años, y ahora trata de sacar adelante un proyecto de convivencia, respeto y democracia.

Sobran los bravucones. Y los machitos, que se dedican a dejar claro que son los más fuertes, y que van perdonando la vida a todo el mundo por ahí, como si los demás tuviéramos que pedir permiso para existir, una vez ellos deciden meterse en fregados sin necesidad.

Si se quieren ir, que se vayan. Si los americanos creen que un presidente como el que tienen es lo mejor para ellos, pues muy bien.

Pero los europeos estamos inmersos en una de las propuestas más bellas que haya conocido la humanidad. La unión de un territorio con más de veinte idiomas, de culturas y razas diversas, tradiciones que se hunden en el tiempo. Culturas que tiraron a matar durante demasiado tiempo.

Un territorio clave para las ciencias, las artes y las humanidades en el planeta. Una unión imperfecta, asimétrica, difícil, larga y cara. A veces exasperante. A veces en peligro, como lo está ahora mismo. Pero una unión como no se ha hecho otra. Contando con todos, considerando todas las sensibilidades, priorizando la convivencia.

Los que quieran evocar un pasado imperial, que lo hagan. Que hagan lo que quieran.

Pero que nos dejen tranquilos.