VIVAN LAS CAENAS

Si hay un episodio que no entiendo de la historia de España es ese grito, que proferían los españoles cuando Carlos IV y su hijo, Fernando VII, andaban refugiados en Francia mientras España estaba invadida por los propios franceses. Dos reyes mediocres, cuando no pésimos, que abandonan su tierra para entregarse al enemigo, que puso al mando al hermano del emperador Napoleón, José Bonaparte, para gobernar nuestro país.

La gente al final se levantó, en un episodio que Reverte cita como el que probablemente ha sido de mayor orgullo patrio. Francia era una potencia casi invencible en la época, y fue expulsada de España con palos y piedras, pues eran las armas con las que contaba el populacho.

Hoy asistimos a un espectáculo notable, históricamente hablando, cual es el de colaboradores cercanos del presidente en funciones llamando golpistas a quienes protestan porque se esté barajando tratar con golpistas, pero de los de verdad, como socios preferenciales. Cualquier cosa con tal de ser presidente. Cualquier cosa por que no lo sea el del PP.

Por lo visto, la libertad de opinión ha desaparecido en España. Al menos para las personas sensibles y cercanas al poder como en su día fueron Joaquín Leguina y, esta misma mañana, Nicolás Redondo Terreros, ambos históricos del PSOE cuya trayectoria no precisa de aval alguno.

No se puede opinar nada distinto de lo que dicte nuestro guía. Punto.

Hay que estar observantes de las señales que emanen del núcleo del poder, que si mañana indican que hay que hacerse del aleti, pues del aleti, y si nos dicen que hay que cortarse las uñas los sábados de madrugada, pues es como tiene que ser, carajo.

Si finalmente cristalizan los acuerdos (vaya usted a saber cuáles son) que seguramente estarán consensuados con el fugado de la justicia y compañía, en aras del progresismo, la libertad y la oposición a la ultra ultra ultra derecha, donde por lo visto militan Leguina y, recientemente, Redondo Terreros, entonces habrá motivo de júbilo nacional gracias a la visión de ese estadista que está tan por encima de nosotros que, jatetú, no lo entendemos del tóo. Pero ni importa. Atentos a las señales y a saltar cuando se nos indique.

Pronto seremos la potencia mundial de progreso y avance en derechos sociales que todos envidiarán. Aunque la deuda esté disparatada. Aunque no haya libertad de palabra, pensamiento, obra y omisión.

Yo pensaba que con Zapatero habíamos superado a nuestro rey más nefasto, Fernando VII. Pero hoy, este queda como un estadista de primera fila cuando vemos día a día cómo nuestro país va camino de quedar como un desecho informe al grito de “vivan las caenas” que, inexplicablemente, vuelve a tomar cuerpo.

Lo veré con una caña desde el sofá.

Calladito la boca, no vaya a ser…

No Comments

Post a Comment