AGUÍTA

Hay negacionistas del cambio climático, hay forofos del mediambientalismo (¿se dice así?), hay quien tira la basura de cualquier manera, hay algunos que dedican su tiempo libre a lavar basura para tirarla limpita limpita, con el consiguiente gasto en agua, digo yo…, hay muchas preguntas y aún no tenemos respuestas comprensibles. Me he leído el tocho de la ley de cambio climático y la orden esa que modifica el Reglamento de Vehículos y, más allá de que hay que poner una pegatina en el coche que definirá qué ocurrirá con dicho vehículo cuando entre en ciudades de más de 50.000 habitantes (en Tenerife, Santa Cruz, La Laguna y Arona), tiene uno la impresión de que hay que aclarar muchas cosas al común de los mortales, es decir, a los que pagamos la fiesta, a lo que añado el convencimiento de que vienen curvas. El que tenga un coche que beba gasolina, va a tener que echarle cabeza. Si no tiene plaza de aparcamiento, a ver dónde lo deja cuando baje a Santa Cruz.

Pero, al margen de eso, me llama la atención el artículo 19.1 de la primera de las normas antedichas, que dice algo así como que “busca la seguridad hídrica de las personas… de acuerdo con una jerarquía de usos, reduciendo la exposición y vulnerabilidad al cambio climático e incrementando la resiliencia…”.

A saber qué significa eso, pero me da la impresión de que la gestión del agua, por ejemplo, va a tener un control gubernativo en cero coma, a un nivel que no soy capaz de intuir.

Tal vez, más allá de que pongan cargadores en todas partes, de que subvencionen las placas fotovoltaicas para que todo el mundo las ponga en casas, edificios, oficinas y tal, sea la gestión del agua la que más expectativa tiene, al menos por mi parte. Baldear el patio o regar la hierba, tal vez sean actividades con los días contados, no lo sé.

Pero sí reconozco algo bueno a esta norma, que viene de Europa. La gestión de los bienes como el agua y el aire es fundamental, y respirar aire puro y tener agua para lo necesario, seguramente supondrá en el futuro tener en consideración algo tan básico y esencial como el coste de oportunidad, ese concepto que en la economía es tan importante, y que pronto estará presente en nuestra vidas. ¿Quieres lavar el coche o dar un manguerazo a los chiquillos, que llegan de la calle llenos de mierda hasta las cejas? Vale, pero considera los costes.

No sé, veo a más de uno buscando sitio en su casa para construir un mini estanque de agua al que canalizar el agua de la lluvia y, más habitual, del sereno, que no es poco.

Cosas de lagunero, dirá usted.

Y no le falta razón…

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