AUTOCRACIA

Tengo que reconocer que, en tanto que economista, es decir, en tanto que persona de capacidad limitada para entender los vericuetos jurídicos en que nos hallamos insertos, me cuesta sobremanera entender el follón en el que últimamente está el país y sus instituciones en relación con los jueces, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el Tribuna Constitucional (TC).

Y esto es así porque… bueno. No sé por qué, y a mi limitado entender, los ciudadanos, a pesar de ser profanos en la materia, deberíamos saber qué se ventila en ese Estado, cuya separación de poderes todo el mundo entiende: está el poder ejecutivo (Gobierno), el Poder Legislativo (Parlamento) y el Poder Judicial (Jueces). Es una terna que distribuye el poder y que, asimismo, lo equilibra. Si tú escribes una ley (Gobierno), que se aprueba (Parlamento), ha de ser validada por los jueces. Si los jueces dicen que la Ley no atiende a razones digamos Constitucionales, se echa para atrás. Y ha de ser reformada, modificada, matizada.

¿No?

Vale.

Pues resulta que al CGPJ lo nombra el parlamento. Al respecto se han pronunciado el Consejo de Europa, El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, la Comisión de Venecia, el Consejo Consultivo de Jueces Europeos y Grupos de Estados contra la Corrupción, la Comisión y el Tribunal de Justicia de la Unión Europea: sólo dos países, España y Polonia, tienen un sistema enteramente parlamentarista o político. Y Polonia porque se copió de España.

¿Esto les dice algo?

Porque, hasta donde yo sé, lo que establece la Constitución es que de los 20 vocales del CGPJ, 12 han de ser escogidos por los jueces y 8 por el parlamento. Pero no. Parece que PSOE y PP quieren seguir escogiéndolos a todos, mientras todos… nosotros, tocamos la guitarra y cantamos aquello de “y yo con mi canción como un gilipollas madre… y yo con mi canción como un gilipo o o llas…” del bueno de Javier Krahe.

Muchos culparán al PP. No voy a ser yo quien los defienda. Otros al PSOE. Tampoco seré yo quien los defienda.

Sobre todo defiendo que en mi país los políticos de las narices no metan la mano en todas partes, y hagan su trabajo, y acepten que, a veces, alguien con poder, un poder del Estado, el judicial, les diga que no cuando hay que decir que no.

¿No?

Eso es un Estado que funciona.

Lo contrario sería la colonización de los poderes del Estado.

Y eso… eso tiene un futuro muy feo.

Muy parecido a algunos países cuyo Estado ha fallado.

Estados fallidos, lo llaman.

¿Es eso lo que queremos?

Pues agárrense, que vienen curvas.

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