CALIDEZ

Es difícil escribir alguna felicitación de Navidad este año que vaya más allá de un simple “Feliz Navidad”. En incluso escribiendo eso, seguramente habrá alguien que se sentirá ofendido, poco representado, cancelado, o cualquiera de los epítetos que a usted se le pueda ocurrir.

Tal vez lo que está ocurriendo sea necesario para que todo el mundo se muestre, se explique, se manifieste.

Tal vez lo que está ocurriendo sea necesario para que cada quién piense un poco en lo que somos, en lo que fuimos y en lo que queremos ser.

Tal vez, lo que está ocurriendo sea una consecuencia de nuestros propios actos del pasado.

No lo sé.

Sí creo que hoy, como siempre ha ocurrido, hay dos Españas. La oficial, que escribe los textos legales y sale en los periódicos y las noticias, y la otra. La que perdió todas las guerras al final, menos la de la independencia, la que tiene mala prensa internacional, la que salió una y otra vez de una y otra penuria, pobreza, podredumbre, ignorancia, abandono o soledad. Esa España, que somos la inmensa mayoría, no salimos en los periódicos, no escribimos textos legales. Sobrevivimos con lo mejor que tenemos y damos a los demás nuestra esencia.

Y por eso, casi noventa millones de personas foráneas vienen año a año a visitarnos. Por toda esa legión de anónimos desheredados que ponemos una sonrisa al contrarío, a las ansias de poder, al afán de notoriedad, a la manipulación inexplicable, es que vienen aquí tantas y tantas personas un año, y al siguiente y al siguiente.

Tal vez algún día esas dos Españas se miren a la cara, se escuchen mutuamente y se unan, y tal vez ese sea el día en que la primera, la que sale en las noticias y escribe los textos legales, se de cuenta de quiénes somos aquellos para los que se levantan cada día hacer de este el mejor lugar para vivir.

Este pueblo es viejo. Está acostumbrado a que le den leña. Agradece cuando alguien hace algo bien. No pone el grito en el cielo si alguien hace algo mal. Sigue adelante con un “veremos”, mientras abre una lata de berberechos, se sirve una caña y brinda con quien sea que está al lado.

Tal vez algún día, el poema de Antonio Machado quede anticuado, y sus versos no reflejen la realidad que hoy sí reflejan.

Ya hay un español que quiere

vivir y a vivir empieza,

entre una España que muere

y otra España que bosteza

Españolito que vienes

al mundo te guarde Dios

una de las dos Españas

ha de helarte el corazón…

 

Por una Navidad y unos años venideros con el corazón cálido…

Feliz Navidad

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