CAMPEONATO

Pablo construyó su swing

en la fábrica Mercedes.

Que agarras, giras así

y se arranca a la primera.

“Ríndete ya mientras puedas”,

pensé sin pensar siquiera.

Pero no me rendí y sufrí

que de blanco me vistiera.

A eso vine. A eso fui…

 

Brendan pegaba a la bola

con suavidad inusitada

y esta sale disparada

como quien va en una ola.

 

Del mismo modo que Saad

que conoce lo secretos

del giro y de los requiebros

de unos palos que, inquietos

hacen caso a su cerebro.

 

Uno parece un paleto

junto a tamaño talento,

echando la culpa al viento

o a cualesquiera otro cuento

que se me ocurra en concreto

y que matice el tormento.

 

Porque a Pepe y a Pedrito,

sin servir de precedente,

les ganaba una de veinte

pero ya me tienen frito.

 

El swing de Pepe no es ese

tango que toca Gardel.

El nota bajo la piel

lleva bachata o merengue.

 

Pero la jodida bola

siempre va donde él le dice.

Se habla, se contradice y

no se escucha. Es normal

que la pobre, bien que mal

tenga la cabeza loca.

 

Pedrito ya no la toca,

sino pega un estampido y

tras tan sonoro ruido

en la calle la coloca

rectita, a pedir de boca.

O sea, como es debido.

 

Es un hecho bien notable

el origen nacional,

también internacional,

de “swines” imperturbables

de belleza desigual.

 

Del chicharro, lagunero,

de origen venezolano

o antepasado alemán,

de Marruecos o de Irlanda

no llegará una demanda

por poca diversidad.

 

Pero les digo, señoras,

que aqueste campeonato

más que pasar el rato

ha sido un duelo insensato

con que fluir por las horas.

 

No es menos cierto que otrora

el nivel era aceptable,

y sin embargo es que ahora,

con mi ritmo cagalera,

mejor fregar escaleras

que aplacar al implacable.

 

Pues servidor, junto a Kike

hace valer el esfuerzo.

Mira que yo me retuerzo

y Kike, con brazo izquierdo

hace aquello que la norma

de Severo bien le indique.

 

La bola parece sorda,

ciega, boba, inclemente.

Ni apretando bien los dientes

podemos con esta horda.

 

Así que aquí nos quedamos

Como el agua tras el dique.

Enhorabuena a los buenos.

 

Yo te digo, amigo Kike

que trabajando la psique

y un poquito más de entreno

otro día les ganamos

si no nos fallan los frenos.

 

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