CARMELA

Por ventanas dos luceros

Redondos, avellanados

Que te observan jaraneros

Y pintan lo que has soñado

 

Soberbiamente enmarcados

En una piel ebanada

Lienzo a menudo evocado

Esa boca, esas orejas

La nariz y las pestañas

Hasta las mismitas cejas

Te dejan congestionado

 

Sobre un cuerpo estilizado

Largas piernas y caderas

Divinamente moldeadas

Cual circuito de carreras

De Jerez o del Jarama

Tanto da el uno que el otro

Ya que los que son profanos

(Mejor dicho, los que somos)

En ambos dos derrapamos

 

Voluptuosa muchacha

De andares insinuantes

Aviso a los navegantes

De mares apasionantes

No mostrarse vacilantes

Deben estar a la altura

Y mostrar siempre su bravura

Desde este mismo instante

 

Felipe recién llegado

Directito del gimnasio

Tomó el aire y se dispuso

Mientras miraba de lado

A mostrar a aquella diosa

Que en toda la corraliza

No hay pavo como su pavo

P´a semejante maciza

 

Saliendo también al paso

De los Santos, Borja Mari

En ristre lleva unas llaves

Las llaves de su Ferrari

“a esta yo me la levanto

como que me llamo Borja

no tengo duda no tengo

Tampoco tengo oponente

que se oponga, que la tiente

con otra cuenta corriente”

 

Voluptuosa muchacha

De andares insinuantes

Aviso a los navegantes

De mares apasionantes

No mostrarse vacilantes

Deben estar a la altura

Y mostrar siempre su bravura

Desde este mismo instante

 

Mientras la bella seguía

Avanzando por la sala

A su lado la María

–su prima, tal vez, sería–

Nadie su nombre sabía

Y nadie le preguntó

Siguió avanzando siguió

Hasta la barra llegó

Y en una afortunada silla

Apoyó las posaderas

¡Qué pose, qué maravilla!

 

Allí mismo debatían

Mario Augusto, el abogado

Hombre culto y preparado

Educado y cultivado

Con José Andrés Díaz Marchante

Profesión economista

Profesor, doctor, tunante

Deportista y algo artista

Profusamente centrados

En discutir de la crisis

Esa que nos tiene a todos (bis)

Seriamente preocupados

 

Cuando los dos enfocaron

A la dulce compañía

Que se encontraba allí al lado

Al lado de la María

No supieron demasiado

No supieron, no sabían

Cuál estrategia sería

La correcta en la conquista

Del corazón de la diva

Mostrada ante su vista

Y ambos enmudecieron

Incluso empequeñecieron

Por su cintura de avispa

 

Voluptuosa muchacha

De andares insinuantes

Aviso a los navegantes

De mares apasionantes

No mostrarse vacilantes

Deben estar a la altura

Y mostrar siempre su bravura

Desde este mismo instante

 

Hizo su entrada en la sala

Carmelito “El Medialeche”

Un metro setenta y cinco

Apenas sesenta kilos

Caminaba dando brincos

Con andares de felino

La muñeca hacia el tobillo

Vio a la chica y sin pensarlo

Se dirigió hacia la misma

¿Es que habré perdido el tino

me he muerto y he revivido

mas no aquí, sino en los cielos

donde ángeles sin par

de belleza celestial

te reciben, Ay Carmelo?

 

La que hacía compañía

Y aguardaba con paciencia

A la vera de María

Se rió con la ocurrencia

Carmelo, que no hablaba en vano

La miró con desparpajo

La miró de arriba abajo

Y fue directito al grano

Le preguntó lo que siempre

Pregunta a las mujeres

Mirándola a los ojos

Con su voz más penetrante

Esto es muy importante

dime, ¿de qué equipo eres?

 

De inmediato le contesta

La morena sorprendida

Yo soy der Beti, mi arma

Verdiblanca toa la vida

Carmelito emocionado

Ante la franca salida

Ere una mujé con gusto (bis)

en mi afición más querida

 

Tras esta declaración

Sencilla, apasionante

Quedó claro al culturista

Al abogado, al tunante

(que también economista)

Dentro de su corazón

No importa su condición

Ni tampoco que sea bella

Sólo había una obsesión

 

Por dentro está sonriente

Ha llegado lo que espera

Más allá de aquella ardiente

Imagen guantanamera

Su deseo más presente

Lo que más quiere Carmela

Es que alguien sonriente

Algún día descubriera

Que tras la bella presencia (bis)

Se esconde una futbolera

 

Voluptuosa muchacha

De andares insinuantes

Aviso a los navegantes

De mares apasionantes

No mostrarse vacilantes

Deben estar a la altura

Y mostrar siempre su bravura

Desde este mismo instante

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