CARRETERAS, VEHÍCULOS Y PILOTOS

Sale en todos los periódicos locales entrevista con el químico canario y CEO de BIOMCA, Miguel Valcárcel, que anuncia el lanzamiento de un hidroalcohol 100% canario. En el subtítulo del artículo, el diario explicita que esta empresa química local es el claro ejemplo de que en las islas puede haber actividad industrial.

Bravo, toda una lección de coraje y empuje, y un ejemplo para los demás.

Cuando comenzó este follón del bicho de las narices y todos estábamos encerrados, personalmente pensé dos cosas:

–El bicho es cojonudo para arreglar las colas de tráfico.

–Aquí no se fabrica (casi) nada.

La primera de las cosas es un tanto extrema, pero bien mirado, hemos averiguado que un montón de gente puede trabajar desde su casa tranquilamente. No hay colas, ni necesitamos tanta gasolina, ni tantos aparcamientos, ni esperas para el bocata de media mañana en el bar. El teletrabajo es real, y funciona.

La segunda de las cosas es algo más difícil de asimilar. Como difícil era para mí comprender que un amigo, importador y comerciante de toda la vida, se las viera y se las deseara para conseguir un cargamento de mascarillas en plena vorágine. Parecía más sencillo comprar una cabeza nuclear en el mercado negro, mano. ¿Tan complicado es construir una mascarilla?

Luego hemos averiguado que no, que aquí las podemos elaborar también.

Porque, en realidad, aquí siempre hemos fabricado cosas. Desde clavos hasta puros, desde ropa hasta pintura, desde oxígeno hasta chocolatinas, desde muebles hasta ron miel. Lo que pasa es que alguien nos ha dicho que estamos en la época posindustrial, y que ahora ya no hay que fabricar nada, porque todo se fabrica en el Planeta China, que es un sitio donde las cosas son más baratas y talicual…

Pero cuando las cosas se tuercen, y se pueden torcer en cualquier momento siempre, se vuelve a los bienes raíces, que por algo tienen ese nombre. A las papas, a las cebollas, al gofio. A la industria local, al comercio local, al transporte local. Al mercado local.

Usted, que lee esto, podrá decirme que vale, que eso está muy bien, pero que en la época en la que fabricábamos todo eso en Canarias no había clase media y todo era de unos cuantos caciques. Y que el común de los ciudadanos se embarcaba para Cuba o Venezuela o donde fuese para ganarse los garbanzos.

Y sería verdad.

Pero, ¿no hemos aprendido nada en todo este tiempo?

Producimos menos del 10% del alimento que consumimos (ahora supongo que más, ya que no podemos contar con los 15 millones de turistas habituales), y sólo cultivamos el 40% del suelo agrícola (60.000 hectáreas de 150.000). Tal vez, con el impuso adecuado, podría ser algo más. Contamos con materia prima para producir cosas que no aprovechamos de forma óptima, en mi opinión (v.gr. energías renovables), esta tierra es magnífica para esos nómadas digitales que tras terminar de currar en sus pantallas quieren hacer surf y una cerveza con sol sobre el tormo. ¿Podríamos hacer algo para atraerlos y que esa industria se vuelva local? Portugal lo ha hecho, sin ir más lejos. Es un lugar magnífico para hacer pelis, y documentales, y producto audiovisual en general. Perfecto para venir a curarse afecciones de esas que vienen con el frío, la humedad y la dieta no mediterránea, y tenemos ejemplos que funcionan hace 70 años conocidos de todos.

No obstante ello, la tentación de hablar de una conspiración es grande.

¿Hay conspiración?

Según la RAE, conspirar es que varias personas se unan contra un superior o soberano, o bien unirse contra un particular para hacerle daño.

Tal vez fuese mejor concluir, por tanto, que desde que el ser humano está sobre la faz de la tierra ha habido multitud de conspiraciones para multitud de cosas. Es más, es algo innato en nosotros, pues con bastante frecuencia se han logrado objetivos a base de conspirar. Por ello, que exista o no exista conspiración internacional es algo que no nos debe perturbar, siempre y cuando tengamos nuestros objetivos y, lo que es más importante, nuestros medios puestos a su servicio.

Para ello, entiendo que sería bueno trabajar en equipo, algo que no siempre se nos ha dado bien, y que ahora se presenta como algo perentorio. Y con equipo me refiero a productores, prestadores de servicios, consumidores y Administraciones Públicas.

Esto es algo que debería haber calado en la Administración. La cuestión es que tenemos cuatro Administraciones Públicas, a saber: la local (Cabildo y Ayuntamientos), la autonómica y la estatal.

Si añadimos la UE, entonces son cinco las Administraciones que, supuestamente, nos administran. No estamos, por tanto, poco administrados, y bastante que nos cuestan todas estas Administraciones. Europa es lo que tiene. Decía Henry Kissinger que le resultaba difícil hablar con Europa, porque nunca sabía a qué teléfono debía llamar.

Así que, la duda que se me plantea, llegado a este punto, es:

¿Quién está al volante?

 

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