CULEBRONES

Hace unos días, el diario francés L´Équipe publica en su portada un llamativo France 2-Espagne 0. Es un titular bastante ridículo, que se refiere por una parte al triunfo del Olympique de Lyon sobre el Barça en la final de Champions femenina y, por otra parte, a que Kylian Mbappé se queda finalmente en el PSG. Mbappé No ficharía, por tanto, por el Real Madrid.

Mbappé, rápido, inteligente, fuerte, desequilibrante, determinante, es como una gacela en el campo. Uno de esos jugadores que quieres en tu equipo, y que temes en caso de que esté en otro. Además, como sólo tiene 23 años, se espera mucho de él, tanto en su club parisino como en su selección nacional, pues es francés.

Pero L´Équipe sobreactúa, claro está. Francia no ha metido un gol a España. Francia tiene un equipo en París que pertenece al emir de Qatar, que ha puesto el dinero para que Mbappé se quede, pues el PSG perdió unos 200 millones en el último año, y ha perdido unos 700 en los últimos años con su gestión económica.

Esta gestión económica habría resultado bastante mejor si el PSG hubiese eliminado al Real Madrid, cosa que no pudo hacer, por mucho que Mbappé metiese dos goles fantásticos. Pero al ocurrir lo contrario, es decir, al ser el Real Madrid  el que eliminó al PSG, pues es el Real Madrid quien tiene el rédito económico y quien, además, accede a la final. Tal vez por eso sea que el Real Madrid tiene resultados positivos en su cuenta de resultados desde 2003 de forma ininterrumpida.

Por tanto, realmente, el PSG tiene a Mbappé como consecuencia de una especie de subvención que su propietario aporta, pues con 200 millones de euros en pérdidas, el equipo, per sé, no es capaz de pagar eso… ni casi nada.

Algunos piensan que el fútbol profesional es un deporte. Otros que es un espectáculo. Otros, que un negocio. Puede que sea las tres cosas.

Pero lo que pienso yo es que, dentro de la vorágine que es el fútbol, cada uno escoge su propio estilo.

Y entre el del Real Madrid y el del PSG… personalmente me quedo con el del Madrid.