DEMOLICIÓN

Cuando Aznar (al que no aguanto) entró en el gobierno, el déficit estaba en el 6,79% del PIB. Cuando salió, estaba en el 0,11%. Había corrupción… pero también un balance de ingresos y gastos equilibrado. Ahora que los corruptos ya están en el talego (ex vicepresidentes, directores generales, empresarios, ex miembros de la familia real, etc.), el balance está hecho unos zorros.

Pero sigamos por partes.

Tras las mentiras de Aznar vino Zapatero en 2004, con el crecimiento disparado, y superávit anual. Estuvo 7 años y nos dejó con un déficit del 11,28%, recesión económica y prima de riesgo a 650. The Economist sacó una portada con SPAIN en ella, en la que la S caía sobre la cabeza de un toro, dejándolo KO, y quedando, consecuentemente PAIN. Representativo de la época.

Cuando el rescate era inminente, entra Rajoy con la tijera y con la normativa para reactivar la economía. De un déficit del 11,28% terminamos en uno del 2,54% en apenas cinco años, y con un crecimiento del 3%. Las cuentas, camino de cuadrar. Los presupuestos que se utilizan hoy todavía son los suyos, por incapacidad de Sánchez de sacar unos propios. Quizá por eso la cosa no se haya ido de madres aún.

El Covid-19 se ha convertido en una especie de patente de corso para destrozar el presupuesto nacional cuya última línea de defensa, vencidas las internas de nuestro Parlamento, se llama Europa. La vieja Europa se empeña, jatetú, en que cuadremos las cuentas, algo verdaderamente incómodo y totalmente antiprogresista. El déficit es la verdadera democracia de los pobres, dicen algunos.

Mientras, la cuenta que hacen algunos (yo también) es la siguiente:

Hay 2,6 millones de funcionarios en España.

Hay 9 millones de pensionistas en España.

Hay 2,1 perceptores de prestaciones por desempleo (sin el efecto covid-19)

Otras percepciones asistenciales no contributivas, unos 2,95 millones.

En total había, a 31 de enero de 2020, aproximadamente 14,16 millones de españoles que ya vivían bajo el paraguas del Estado. Si sumamos a los funcionarios, cuyos ingresos provienen de los impuestos, entonces llegamos a más de 17 millones de personas.

Por otra parte, hay 16,4 millones de trabajadores de empresas privadas.

O sea, que tenemos un trabajador por perceptor de prestación. Añadimos el efecto covid-19, calentamos a fuego lento veinte minutos y dejamos reposar. La fermentación del déficit, y de la deuda, y la involución de la curva de crecimiento y producción nacional transformará nuestra receta en la deseada tarta.

Ya hoy tenemos a más gente viviendo del Estado que gente que no lo está.

El panorama es magnífico. Y revertir esto, tarea titánica, solo al alcance de españoles, me atrevería a decir. Implicaría la puesta en marcha de medidas que reactiven la capacidad productiva de este país de forma inmediata, solidaria, decisiva. Y luego confiar en que harán lo que han de hacer.

Sánchez se pone a ello y pacta con Casado la creación de una mesa de reconstrucción nacional.

Vale, pero cuando uno ve que meten ahí a 46 personas, me viene a la memoria la frase del gran Gila, “me da que es mucho sueño pa un adulto”, pero bueno. Ellos sabrán. Entonces se queda uno mirando a ver a quién meten para reconstruir este solar.

Ponen de presidente a Patxi López, un señor que todo el mundo dice que es muy buena gente, pero que no sabe lo que es una empresa. Y uno de los vicepresidentes es Enrique Santiago, Secretario General del PCE, abogado de diversas causas de renombre, caso Scilingo, contra Pinochet, asunto José Couso, vuelos de la CIA o caso Bárcenas. Incluso fue parte del equipo jurídico de las FARC. El Covid-19 ya está acojonado, a ver qué pleito le va a meter este.

46 personas son una romería, que en lugar de una “mesa”, necesitará las gradas de la Caja Mágica para caber todos, porque entre asistentes, asesores y asesores de asesores, pues tú me dirás. El comité de los italianos tiene a 17 personas, todas ellas con experiencia empresarial y económica de alto nivel, pero qué sabrán ellos…

El cuadro aquí descrito es un caramelo en la boca de cualquier comunista.

Si conseguimos un poco más de deuda, la suficiente como para que los inversores dejen de confiar en nosotros, el Estado tendrá una excusa para tomar el control, porque los españoles son un desastre y no saben hacer nada solos.

Para ello ya se han echado para atrás miles de solicitudes de ayudas de préstamos para financiar estos meses de confinamiento, de esas que Sánchez anunció, diciendo que “movilizaría” 200.000 millones. No ha movilizado nada. Ni creo que lo haga, ojalá me equivoque. Las quiebras ya han caído, y caerán más, la gente lo pasará mal, las deudas acuciarán, y la mayoría de este país hará cualquier cosa, repito, cualquier cosa, por una prestación pública.

No veo a nadie diciendo esto. Hay demasiada gente acomodada, esperando a verlas venir. Y los que están (estamos) intentando salir a base de sacar una empresa adelante, no tenemos mucho tiempo para nada.

Para terminar de joderla, hay unos cuantos voceros que sacan las cosas de quicio y emiten bulo tras bulo. Tipos que no representan a nadie y que han quedado como el reflejo de los pocos que hablamos con datos y no queremos vivir de un subsidio.

A mí estos no me representan, quede claro.

Pero este gobierno tampoco. Al menos, de momento.

Yo no creo en un país en el que el pueblo está adocenado, y como somos burros cabezotas, seguramente si mucha gente lee esto se adocenará más aún, por aquello del sostenella y no enmendalla. Así que casi mejor que no lo compartan. Decía un tipo sabio que si quieres que un burro camine hacia delante no debes jamás empujarlo. Debes tirarle del rabo. Por eso este escrito no servirá para nada. Es como empujar un burro.

El nuestro es un país donde las élites, que son quienes han de sacarnos de esta, están socialmente denostadas. Y lo están por estos políticos que en la calle cotizarían a cero, y que no aceptan élites no gubernamentales. Son mediocres y, al estar arrimados al poder, bien financiados. Y no soportan que alguien sea brillante y triunfe. Prefieren al Estado repartiendo miseria e igualitarismo antes que a unas élites creativas que generen empleo y riqueza. Dónde va a parar.

Y termino como empecé: cuando Aznar (me cae como el culo) entró en el gobierno, el déficit casi alcanzaba el 7%. Lo dejó a cero. Cuando entró Rajoy, el déficit pasaba del 11%. Lo dejó en el 2,5%. A estos dos los han echado, a uno por fantasma, al otro por corrupto. O tal vez a ambos por ambas cosas, no lo sé.

Los que están ahora por lo visto no son ninguna de las dos cosas, ni fantasmas ni corruptos, ni vengativos, ni nada de eso. Por lo visto son buena gente, que quieren lo mejor para nosotros, y que están lejos de la corrupción del PP, que fue malísima. No importa que ya todos los condenados estén en el talego, antiguos vicepresidentes, ex miembros de la casa real, políticos, empresarios, etc. Eso no importa. Era intolerable, y por lo visto ha sido la única corrupción que ha habido en España. Los otros 2.000 casos de todos, repito, todos los partidos, no cuentan. Ni siquiera los ERE´s, el más sonado y voluminoso de toda Europa, y una vergüenza nacional.

Sobre esta base, están simplemente demoliendo el país ante nuestras narices. Para llevar a cabo esa refundación que Iglesias dijo que haría.

Y que hará.

Recuerden el país en el que han vivido. Es posible que no vuelva jamás.

Hoy es domingo, así que me iré a ver mi serie de Netflix, Disney, Amazon, HBO o de cualquiera de esas multinacionales todopoderosas cuyo producto, jatetú, ha resultado el único tema del que podemos hablar sin pelearnos.

Mañana es lunes, y este escritor volverá a la trinchera a luchar por la creatividad, por la riqueza, por el empleo, por pagar impuestos y por alimentar una fe que a veces no entiendo de donde sale.

Pero ahí está.

Y me da que no soy el único.

1 Comment
  • María Gladys

    mayo 10, 2020 at 9:27 pm Responder

    De razón no te falta un ápice. Un texto para engulllirlo con un vinito, y un clinex para los mocos.

    Esmero el tuyo el querer que que este país renazca, pero lamentablemente la conspiración no solo la vemos en las películas.

    Me da grima pensar que como corderos degollados vayamos camino del padre estado, con un chip en la oreja.

    Felicidades caballero

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