EL SHOW IBÉRICO

Celtiberia Show, así bautizó el brillante cronista parlamentarios Luis Carandell en los 80 al espectáculo que, cada semana, nos brindaban nuestros elegidos. Parece que el apelativo sigue estando de rabiosa actualidad cuando vemos a Ayuso crearle a Toni Cantó un servicio al idioma español. Hombre, a mí me gusta el español, de hecho lee usted esto en ese idioma. Y pienso que nuestro PIB nacional podría subir algo si lo explotamos debidamente. Pero también pienso que la duplicidad es innecesaria, y que ahí está el Instituto Elcano, la RAE y demás organismos pagados con dinero público para ello. Por tanto la pregunta sería: si Cantó hubiese podido presentarse con el PP, cosa que no pudo por cuestiones de residencia y tal, ¿se habría creado tal servicio? Tal vez sí, no lo sé.

Sea como sea, Ayuso parece tener el santo de cara, porque su nombre no hace más que subir. Casado debería tomar nota, en lugar de ponerse minas a sí mismo como cuando dijo lo que dijo de la Guerra Civil. Que había sido un enfrentamiento entre quienes querían la democracia sin ley y la ley sin democracia. Para un concurso de debate puede estar bien, pero hasta donde yo sé la Guerra Civil fue consecuencia de un golpe de Estado. Y un golpe de Estado, golpe de Estado es. No entiendo esa obsesión por llamar la atención a cualquier precio.

Entretanto, Rufián sacude el avispero diciéndole a Sánchez que si cambió la opinión relativa a los indultos, es una cuestión de tiempo que lo haga en relación al referéndum de autodeterminación de Cataluña. Ello propició la reacción de Sánchez, que concedió los indultos para facilitar el diálogo. El presi, cuya fuente de inspiración a veces parece extraída de algún capítulo de los Teletubbies, tras lo afirmado por Rufián ha tenido que ponerse a ver pelis de Chuck Norris para concluir lo obvio. Que la Constitución hay que respetarla hasta que se cambie.

Sabiendo que tal cosa fue lo que prometió en el momento de prometer el cargo, me viene a la mente la frase “excusatio non petita accusatio manifesta”, que diría un jurista.

Al final vuelvo donde siempre. En su día González logró que gente de centro derecha lo votara, y ganó. Aznar hizo lo mismo con gente de centro izquierda (sí, increíble, pero así fue), y también ganó. Quien realice un discurso regenerador y conciliador tiene muchas papeletas para ganarse el favor de un votante agotado por tanto desencuentro, que simplemente quiere salir a currar y volver a casa tranquilo a tomar una caña con aceitunas.

Sin embargo, cada día confirmamos que los antedichos políticos no pierden una oportunidad de perder una oportunidad.

Y me reafirmo en que, a día de hoy, los únicos capacitados para lograr semejante dicha se llaman Pedri, Morata, Azpilicueta, Sarabia y demás compañeros, en los que descansa gran parte de la esperanza de los españoles para tomar esa caña en comunidad.

¡A por Suiza muchachos!

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