JUICIO A ¿ESPAÑA?

El prestigioso semanario The Economist somete a juicio de forma permanente a todas las formas de gobierno del planeta, en lo que ellos denominan Democracy Index. Según este índice hay cuatro categorías de países: Democracias plenas, democracias defectuosas, regímenes híbridos y regímenes autoritarios. España está en el selecto grupo de las democracias plenas, junto con otros 18 países más. Por tanto, mi primera reflexión es la siguiente: si tenemos en cuenta que la Unión Europea está formada por 28 países, ello significa que, de entre los miembros del club europeo, habría al menos 9 que no se consideran democracias plenas. Y que por tanto se consideran democracias defectuosas. Si ahondamos un poco más, vemos que en realidad son más, ya que de las 17 “democracias plenas”, hay unas cuantas extracomunitarias: Noruega, Islandia, Nueva Zelanda, Australia, Canadá, Suiza, Mauricio y Uruguay. De la UE estarían Suecia, Dinamarca, Irlanda, Finlandia, Luxemburgo, Holanda, Alemania, Austria, Malta, Reino Unido y España. Es decir, 11 de los 28.

Por el contrario, no forman parte de dicho grupo Japón, Francia, Italia, Estados Unidos o, sí, exacto, Bélgica. Todos estos son democracias defectuosas (flawed democracies), de acuerdo con criterios objetivos y medibles.

Realmente considero motivo de alegría saber que, de 165 países que conforman la lista, España se incluye en la lista de las 19 democracias plenas, en el puesto 17 concretamente.  Y pienso así porque siempre nos estamos rascando la roncha de nuestro pasado autoritario, y da la impresión de que no tenemos derecho a mirar a los demás de tú a tú. Incluso, por qué no, en ocasiones, un poquito por encima.

Como por ejemplo cuando un juez belga nos pide las dimensiones de la presunta cárcel para algunos presuntos culpables de delitos tan importantes como la sedición, rebelión o malversación de caudales públicos.

Un juez de un respetado y apreciado país aliado. Pero que forma parte de la lista de democracias defectuosas.

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