LA ATRACCIÓN. Y EL RECHAZO.

En realidad, los seguros de vida son seguros de muerte
(Ramón Gómez de la Serna)
 
La base del libro “El Secreto” es que el universo funciona de acuerdo con la ley de la atracción. De tal modo, si piensas “no quiero suspender, no quiero suspender, no quiero a suspender…”, el cate lo tienes garantizado, porque es algo que estás evocando. El universo no entiende de tiempos verbales ni polladas de esas. El universo percibe que murmuras “suspenso” más de tres veces, te endilga el 4,5 y pa septiembre. Esa es la tesis del libro.
Por eso, los libros de autoayuda insisten en que uno ha de focalizarse en lo positivo. Y es un mensaje que llega bien a todo el mundo porque, en realidad, estamos preparados para eso. Porque ¿a quién carajo le gusta lo negativo?
Consecuentemente los mentores de autoayuda dicen:
–En lugar de “no quiero suspender”, piensa “yo quiero aprobar”.
–¿Seguro?
–Seguro. Tu hazme caso, que yo entiendo un huevo de esto…
Entonces piensas que quieres aprobar y a lo mejor apruebas y todo.
Vale.
Estamos preparados para los mensajes positivos. Por eso nos gustan tanto los cómicos, porque normalmente enfocan la cotidianidad de forma simpática, y hace más humanos esos fallos o detalles simples del día a día de todo el mundo. Convierten lo negativo en positivo mediante la caricaturización. Y funciona.
Y es por ese mismo motivo que nos caen tan mal los agoreros. Los clásicos “ufff, esto no me está gustando…”. Que mal rollo que transmiten. Esos mejor quitártelos de encima, porque no traen sino negatividad.
Preferimos el mensaje positivo, el del aire fresco que entra por la ventana, el del sol radiante que lo inunda todo, o tal vez el frescor de la lluvia que besa la tierra.
Esas cosas.
Por eso, cuando alguien critica, lo escuchas. Y a lo mejor es cierto lo que dice. Pero cuando ese, u otro alguien, vuelve a criticar… vale, lo vuelves a escuchar. A lo mejor incluso también es cierto lo que dice. Pero a la quinta ya no lo escuchas. No estamos genéticamente preparados para eso. Preferimos el sol radiante y la lluvia y esas cosas.
Sin embargo, siguen llegando mensajes negativos aquí y allá. Preferimos la positividad, pero el conflicto que existe a nuestro alrededor es notorio. Rechazamos la negatividad. Aunque tal vez sea real. Pero, sobre todo, no queremos más conflicto.
Entonces nos ponemos preparar una paella. O sacamos una canción en el piano. O pintamos un cuadro. O leemos un libro. Y compartimos con amigos. Eso es positivo.
A partir de ahora, solo hablaremos de cuadros. Y de libros. Y del agua de la lluvia que moja la tierra. Y sacaremos canciones. Será nuestra anestesia para defendernos de la realidad, que se empeña en ser tan negativa.
Una anestesia que pagamos nosotros. Que nos ponemos nosotros.
Solitos.
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