LA ESPERA

Yo espero, no desespero

no puede acabar aquí.

No espero, no pongo peros,

no creas que no creí.

 

Pero espero y desespero

por las almas que partieron,

exaspero de enfermero

agotado, solo ahí

viendo un mundo pasajero

medrar en contra de si.

 

Me desgarra verlo así

diciendo: es que yo no puedo…

no puedo lo que yo quiero y

no me sirve lo que puedo.

 

Pero es cierto que partí

no tras existir huero,

aquel destino postrero es

mero dolor pasajero

tras la vida que sentí,

pues jamás me sometí

a ese azaroso altanero

que mata y roba con fiero y

viejo rencor otrosí.

 

Parto y marcho sin un duelo

y sin poner ningún pero.

Tal como vine me fui,

guarda por tanto ese velo

que para mí no lo quiero.

Aparta de ti recelos y

sólo piensa que viví

tal y como comprendí

que lo haría un caballero.

 

Y ahora, frente al sendero,

me consuela este consuelo

de contárselo al barquero

que me llevará hasta allí.

 

Le explicaré que no hui,

que en su lugar, alzo el vuelo

una vez ya descubrí

que lo único que anhelo

es esperarte, y espero

volver a verte en el cielo.

Sé que es mucho lo que inquiero…

Pero la espera es así.

 

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