LO ZUBLIME

Málaga, 1987. Lugar, Facultad de Económicas. Apoyados, espalda en pared y pierna doblada con pie asimismo en pared, dos canarios y dos de Cádiz. Fumando todo el mundo. En esa época se fumaba hasta en la guagua. Pregunta uno de Cádiz a nadie en particular, ojos semicerrados, colilla en los labios, mirando hacia ningún sitio.

–Quiyo…

–Ein… –contesta el otro gaditano.

–Pa ti… ¿qué es lo más zublime der mundo?

–¿Der mundo?

–Der mundo.

Segundos de mediación antes de la respuesta.

–Er gazpasho.

–¿Er gazpasho?

–Er gazpasho…

–Ole tus cohone, quiyo.

–Ole…

Antes me gustaba. Ahora me encanta. Como también un buen puchero, o un pescado al horno con “lo que lleva”. Si me dan a elegir entre gofio revuelto en caldo de pescado o papas para acompañar, me tiro al gofio. El potaje de berros, la carne poco hecha, el pulpo más duro que blando, la verdura apenas cocinada. El aguacate de cualquier manera, pero con un fisco de sal ya es un manjar. Un espárrago Cojonudo con mayonesa casera, un vaso de vino que sepa a roble, el whisky que huela a bosta de vaca, un puro de esos imperfectos y sin vitola, hecho a mano por cualquier maestro tabaquero de La Palma, a ser posible. Un buen partido de fútbol sin importar quién gane. La lectura del Quijote abriendo cualquier página al azar, deteniéndome en cada palabra, con el diccionario al lado. El sonido del silencio, la quietud, ver las horas pasar casi con nitidez física. El valor del tiempo. Descubrir qué hay detrás de unas pupilas, de una mirada, el lenguaje corporal. El rechazo a la inmediatez, la perspectiva de cada instante, la interpretación con reducción al absurdo. Decir que no o tratar al dinero como él te trata a ti. Con displicencia. Apreciar un momento compartido, cerrar los ojos porque sí, abrirlos para observar el frenesí desde una silla desvencijada. Hacer algo gratis sólo porque es lo correcto. Escucharte, escuchar. Y no contestar, porque no hay necesidad. Asentir cuando procede, sonreír siempre. Aportar cuando una palabra vale más que el silencio, mostrarte que estoy ahí por algo, saber que estás ahí. Inspirar profundamente, mirar al cielo y saber que todo irá bien.

Porque todo irá bien.

 

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