MONTESQUIEU, LA CONSTI y dos huevos duros

Un amigo me explicaba el otro día el artículo 117 de la Consti.

Dice así:

“La justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del poder judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley”.

A Alfonso Guerra, por su parte, acérrimo defensor del orden constitucional y discrepante venido a menos por no estar hoy alineado con los dueños del balón, se atribuye la frase, en 1985 de “Montesquieu ha muerto”, en referencia a la modificación de la Ley del Poder Judicial que entonces llevó a cabo el PSOE, aprovechando una mayoría parlamentaria que se solía describir con el término “rodillo”. Según esta modificación, la independencia del poder judicial tenía que estar sometida al Parlamento, que pasó a ser quien escogiera a los miembros del Consejo General del Poder Judicial. Eso sí, con una mayoría reforzada de tres quintos. Así que era preciso negociar con el contrario político para tales nombramientos.

Lamentablemente, la opinión del hoy antiguo vicepresidente parece pintar en el PSOE poquito. Pero a uno le da por pensar que de casta le viene al galgo cuando observamos cómo esta independencia castrada va camino de serlo más aún, cuando se quiere modificar la Ley de nuevo para que la mayoría necesaria para el nombramiento de los vocales no sea de de tres quintos, sino de la mitad más uno.

Es decir, que los mismos que echaron al PP por corrupción, por ejemplo, puedan ahora, sin contar con nadie, nombrar a los miembros del Consejo General del Poder Judicial, que en la práctica supondría comenzar a escribir el nombre de Montesquieu con minúsculas.

Porque claro, en mi mente de contador de pueblo, me da por pensar lo siguiente: si esto se aprueba así, quiere decir que si algún día algún partido obtiene mayoría absoluta… pongamos por caso VOX, por irnos al extremo, estos podrán nombrar libremente a los vocales del CGPJ. Eso, de acuerdo con los postulados de los que gobiernan hoy, sería lo correcto, pues que “la justicia emane del pueblo…”, como dice la Consti, supone que si la mayoría del pueblo vota a VOX, o a Podemos, o a Bildu, o a Fogaleras Sin Fronteras, estos pasan automáticamente a tener el poder de nombrar al órgano que supervisa al Poder Judicial.

Y no sé, a mi me parece que los experimentos, casi mejor con gaseosa. Y en un país democrático como España, tal vez fuera buena idea devolver la independencia judicial… a los jueces.

Lejos de ello, se observa cierto afán en poner en entredicho la figura del Rey, en cuyo nombre se administra la justicia, y de paso también al Poder Judicial, de quienes nos explican que no parecen tener fundamento para ser, en efecto, uno de los tres poderes del Estado como hubiese deseado Montesquieu. Eso dejaría el artículo 117 de la Consti un poco en pelotas.

Pero bueno, con todos los artículos que tiene, qué más dará que uno que se vacíe de contenido…

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