MUCHO PEDIR

Sé que es mucho pedir que alguien piense en nuestras empresas, y también en los trabajadores, y también en nuestros pensionistas, y también en nuestros niños, y también en nuestros jóvenes, y también en la cultura, y también en nuestra defensa, y también en nuestra imagen exterior, y también en nuestras costumbres, y también en nuestro poder judicial, y también en que nuestras cuentas cuadren, y también en nuestro medio ambiente, y también en nuestra industria, y también en nuestros servicios, y también en nuestra sanidad, y también en la educación que reciben los ciudadanos, y también en nuestro deporte, claro que sí.

Pero, sobre todo, si eres un responsable público, debes pensar en la convivencia. Para obtener todo lo anterior, a lo largo del camino se precisarán  esfuerzos y ahorros por parte de cada uno de nosotros. Es preciso ponderar cada acción, calibrarla, explicarla, animarnos, transmitir confianza en el futuro, en nosotros mismos, en nuestra historia, en nuestro país. Y hay que llevarlo a cabo conviviendo día a día. Todos los días. Todas las horas. Cada instante.

Es, en realidad, lo único que tenemos. Cada minuto muere gente. Y nace gente. Y lo más importante de todo, como decía Benedetti, es seguir llenando ese minuto de razones para respirar.

Todo eso pido al gobernante que accede al poder. Si quieres ser gobernante, debes pensar en esto. En que será tu obligación dejarte la piel para lograrlo.

Si no tienes capacidad para mejorar nuestra convivencia, no te presentes. Si quieres un sueldo o bien alimentar un ego, no te presentes. Si quieres llevar a cabo lo que dice en un libro que te gusta, no te presentes. Votamos a la persona, no a un libro, no a un dogma. Es necesario mirar a la gente a los ojos.

Si ya estás ahí y no encuentras respuestas, escucha. A lo mejor hay alguien que sí las ha encontrado. Y decir “tienes razón” es algo muy grande.

Pero si no quieres escuchar, márchate.

En realidad, es sencillo.

 

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