PARADIGMAS

El sorprendente mercado laboral es un botón de muestra de cómo este mundo en que vivimos cambia cada día. Los paradigmas no paran de caer, y la velocidad de adaptación pasa a ser clave para nuestra supervivencia, como siempre ha sido, dicho sea de paso.

En realidad, el progreso vive de la mano de quien se puede anticipar al futuro, y si últimamente resulta difícil explicar lo que ya ha ocurrido, imaginen el esfuerzo de visualización que es preciso llevar a cabo para anticiparse a ello, tomar las decisiones adecuadas y caminar en la dirección que dichas decisiones indican.

Durante 2021, a pesar de la pandemia, a pesar de que nuestra industria señera, el turismo, haya sufrido sus efectos, a pesar del enorme gasto público que no sólo España, sino la UE, Estados Unidos y, en general, aquellos países que se preocupan de sus ciudadanos han aplicado; a pesar de la disrupción permanente por la entrada en tromba de China, de internet, de Netflix, de las criptomonedas, de no haber alcanzado nuestro objetivo de crecimiento del PIB por bastante… a pesar del sursumcorda, el paro ha bajado en España.

No sólo eso. En diciembre se ha llegado a la mágica cifra que en su día se propuso Rajoy alcanzar de 20 millones de empleos en España. A pesar de todo lo anterior.

¿Qué está ocurriendo? ¿Qué ha ocurrido? ¿Qué ha cambiado?

Digo más.

En España hay puestos de trabajo vacantes, porque los empresarios no encuentran perfiles adecuados a lo requerido. Es decir, si tuviésemos dichos perfiles entre nuestros jóvenes, seguramente el paro habría ya bajado de los 3,1 millones que aún tenemos entre nuestros ciudadanos, y que se ha de convertir en primer objetivo social de cualquier gobierno que se precie.

Hay países vecinos, como Reino Unido, que gozan de una cifra de paro muy inferior a la muestra, aún en el 13% de la población activa. Pero también hay muchos puestos de trabajo sin cubrir en nuestro país. Seguramente por un problema de adaptación.

Si miramos los perfiles más buscados en Linkedin, no debería ser una sorpresa observar que los diez primeros tienen un fuerte componente tecnológico. Cloud Computing, análisis estadístico y recopilación de datos, arquitectura web y desarrollo de infraestructura, software QA y User testing, diseño de interfaz de usuario… hay que llegar al número 6, reclutamiento, para encontrar el primero que no tenga perfil tecnológico, y me temo que dicho reclutamiento está tan demandado porque lo que se busca es lo que no hay. Es decir, personas de perfil tecnológico.

Nuestros enseñantes y nuestros centros de formación tienen un problema. Tal vez sea mejor llamarlo reto. Y es entender hacia dónde va el planeta para poder ofrecer a nuestros jóvenes la formación necesaria que les ayude a participar de ese nuevo mundo en el que ya nos sumergimos.

Aquí se hace perentoria la comunicación entre las empresas, que saben lo que hace falta en el mercado, y los centros de formación… que no son sólo la universidad. Hace mucho que dicha comunicación es necesaria, pero ahora puede significar la diferencia entre coger el tren del futuro, o seguir siendo el país problemático del sur que hemos sido durante ya demasiados años.

Por cierto, este análisis debería contar entre el argumentario de la oposición, tal vez demasiado centrada en descalificar lo que se hace, en lugar de aplaudir los datos positivos y llevar a cabo aportaciones también positivas.

Al fin y al cabo, los ciudadanos somos eso: ciudadanos pagantes que debemos exigir lo mismo que nos exige a nosotros el mercado. Dar lo mejor de nosotros mismos.

Algunos se lo deberían hacer mirar porque, el año que viene, ellos también pueden tener un problema.

Es una cuestión de actitud que dicho problema se convierta en un reto.

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