PAYBACK

Cuando cuentas a alguien que vas a poner placas fotovoltaicas en tu casa, siempre hay un enterado que te pregunta “¿y cuál es el payback de la inversión?”.

Eso, en román paladino, significaría algo así como “¿y cuánto tardas en recuperar las perras?”.

Es algo casi automático.

–Voy a poner placas solares.

–¿Cuánto cuesta?

–Tanto.

–Y en cuánto tiempo lo recuperas?

Pues yo que sé, que diría Warren Sánchez. ¿A qué precio de la energía? ¿Al de hoy? ¿Al de hace un año? ¿O al de dentro de cinco años?

Porque resulta que el megavatio hora estaba a 45 pavos en 2010, y hoy está a 210, con picos por encima de los 300. No está mal, es una subida de casi el 500%, y con picos de más del 600%.

Usted dirá: “coño, pero también han pasado 12 años…”. Y tendría razón, pero seguramente usted no tendrá un sueldo equivalente al 500% del sueldo que tenía en 2010. ¿Me equivoco? Y, en cualquier caso, fíjese que en febrero de 2021 estaba el megavatio solamente a 35€, así que la subida hasta 210 ha sido un tanto delirante.

La pregunta que me planteo es: ¿A cuánto estará el megavatio hora en 2025? ¿Y en 2030?

Por eso, cuando hacemos la pregunta de rigor relativa al coste de, por ejemplo, las placas fotovoltaicas, no estamos cayendo en la cuenta de una cosa que a mi juicio es muy importante. Las placas pueden ser caras, no digo que no. Un desembolso que normalmente requiere un préstamo. Pero implica la eliminación de un concepto que en economía lo es todo: la incertidumbre.

Si usted, residente en el sur, en Santa Cruz, en La Matanza, o incluso en La Laguna, tiene muchas horas de sol al año de media, puede generar energía y, consecuentemente, consumir la energía que usted mismo genera y almacena (fundamental la batería para almacenarla y utilizarla por la noche, pienso yo). Entonces sí que sabrá lo que le cuesta la energía. Que será la inversión en las placas fotovoltaicas y en la batería, porque a partir de ahí, si todo va bien, no debería pagar más. Eliminaría la incertidumbre.

Incluso, si se le ocurre poner un cargador de vehículo eléctrico, dejará de pagar gasolina, a cambio de comprar un vehículo eléctrico, claro. Otra inversión, pero que supondrá la eliminación de dos incertidumbres en su vida. El precio de la electricidad y también el precio de la gasolina.

Cuando nos quejamos de que no contamos con recursos naturales como tienen Rusia, México, Venezuela o Arabia Saudí, inmediatamente pensamos en que aquí no hay petróleo, qué pena, y tal.

Pero no caemos en que tenemos sol, viento y energía maremotriz para dar y regalar. En esos desiertos del sur de España, donde Sergio Leone rodaba sus “spaguetti western” que hicieron famoso a Clint Eastwood, ponte a colocar placas fotovoltaicas y verás la energía que generas. Tal vez una salida para esa España vaciada de que tanto se habla. Y esos molinos que Iberdrola, a través de Scottish Power, ha instalado en el mar del norte, que no es precisamente tranquilito, colócalos en el Atlántico para generar energía y ponte a hacer caja.

O sea, sí que tenemos recursos naturales, pero tenemos la costumbre de vivir mirando hacia el Estado, en tanto que somos un país eminentemente cortesano. Nos quejamos de que no hagan nada, sin darnos cuenta de que está en nuestra mano. Y para eso hemos de dejar de ser un país cortesano, para convertirnos en un país ciudadano, que en mi opinión es la base del progreso real.

Hay más de 25 millones de viviendas en España. ¿Cuál sería el resultado de que, digamos, el 25%, pusieran placas fotovoltaicas? ¿Cuándo petróleo, gas y otros productos dejaríamos de importar, con la mejora consecuente de nuestra balanza de pagos? Y ya puestos… ¿cuánta porquería dejaríamos de tirar al medio ambiente?

¿Y cuándo oligarca, dictador, multinacional o multimillonario dejaría de frotarse las manos?

El payback de todo ello sería el empoderamiento ciudadano, pero no de un colectivo en concreto, sino de todo aquél/aquélla que decidiera llevar a cabo la inversión y terminar con la incertidumbre.

No miremos para los lados, pues está en nuestra mano.

Deberíamos dejar de mirar hacia el Estado.

Y convertirnos en un país ciudadano.

 

 

No Comments

Post a Comment