SÍMBOLOS

Un buen día, a alguien se le ocurrió poner dos pequeñas líneas verticales y debajo otra curvada hacia arriba, imitando una sonrisa, y nació Mr. Smile. En el lenguaje informático es algo así : ), y es la representación de la sonrisa, la satisfacción o la alegría. Igualmente, alguien pensó que un buen signo sería una línea vertical con una V invertida en su parte baja, todo rodeado por un círculo, y que sería una buena representación de la paz que tanto ansiamos los ciudadanos corrientes. Igual que la paloma de Picasso, pero para troncos del dibujo. Del mismo modo, si te mando por aquí un puño cerrado con el pulgar hacia arriba, sabes que estoy de acuerdo contigo. Y así sucesivamente. Son todos ellos símbolos, que representan cosas, estados de ánimo, situaciones determinadas.

Hoy el Ayuntamiento de Santa Cruz otorgó a Diego Navarro otro símbolo. Una medalla de oro municipal al mérito cultural. No es más que eso, un símbolo que por un instante paró a la Corporación para poner en valor lo que este hombre ha hecho por Tenerife, por Canarias, por la música y por la cultura en general.

Es notable que, durante su alocución, Diego señalase que la suya ha sido una trayectoria de fracasos encadenados, aliñados con una fortaleza y una determinación a prueba de todo. De fracaso en fracaso hasta la medalla final. Hoy resulta fácil ver a Diego Navarro e identificarlo con el éxito, con el reconocimiento público, con el respeto por su trabajo. Pero quien escribe ha sido testigo de las largas horas de soledad en su estudio, de su trabajo sordo, sin público, sin nadie mirando que aplaudiera sus brillantes ocurrencias plasmadas en notas escritas en un papel, o en instrucciones a un conjunto de virtuosos que le siguen sin dudar.

Esa determinación se ha convertido en momentos inolvidables para una nada despreciable cantidad de admiradores de la música y el talento, entre los cuales me cuento, que ha trascendido fronteras hace ya muchos años. Y para muestra, un botón: sólo hay que ver el vídeo del concierto sinfónico de cierre de Fimucité 16. El número de fenómenos de todo el planeta que se afanaron en darlo todo por el arte de la música superó los 130 maestros, y la comunión con un montón de profanos en la materia como quien le escribe, fue absoluta.

Diego no olvidó en dicha alocución pública el origen de todo, ni por supuesto a la persona que, junto a él, ha sido un bastión en la lucha contra el olvido, la indiferencia y la incomprensión. Ana Molowny y Diego Navarro son, desde hace años, un símbolo del poder del amor por el arte. Del amor al arte.

Las cosas no las cambian aquellos que reciben nuestros dineros para que nos proporcionen servicios públicos. No. Tienen su mérito, no digo que no. Pero las cosas las cambian los sueños, y los sueños están hechos de una materia infinitamente más sublime, que en este caso nace en la soledad de un pequeño estudio del que todo el mundo ha huido, dejando abandonada a la persona que está convencida de poder elevar nuestras almas hasta altitudes estratosféricas.

Es cuando haces eso, cuando consigues eso, cuando te conviertes en un símbolo.

Y eso es, ni más ni menos, en lo que Diego Navarro se ha convertido. En un símbolo, en un referente para esta tierra.

Querido amigo, no tienes aún cincuenta años, y ya eres una referencia de esta tierra, de la música, del arte y, sobre todo, de lo que debe ser la lucha por aquello en lo que se cree.

Larga vida, puntal.

 

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