TÉRMINOS

Hay gente que no es partidaria, como dice el chiste. Y no es cosa de chiste analizar la evolución de los precios de los carburantes, de los piensos, de las limitaciones del mercado. Pero, sobre todo, hay gente que no es partidaria de su propia debilidad. De madrugar a diario para cargar camiones, desplazarse por carreteras, descargar, cargar de nuevo, desplazarse de nuevo y así, día tras día, para finalmente ver cómo sus márgenes son ridículos. Y si se comparan con los márgenes de otros, que simplemente hacen llamadas de teléfono, inexistentes. Han salido a la calle para protestar, y no han tardado los responsables de la vida pública de este país en culpar a la ultraderecha. Una lata ocuparme de estos tipos, que desde el avión se ven como hormigas moviéndose de un lado a otro, sin aceptar que su vida es anodina y que debe seguir siendo así, porque somos otros los que hemos nacido para destacar, para decidir, para progresar.

El progreso, ese término que de repente parece tener un propietario único, y que ya no pertenece a todos.

Ignoro si tienen razón. Pero tienen derecho.

Los derechos. Ese otro término que de repente parece que también tiene propietario, a pesar de que también debería pertenecer a todos.

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